Una nueva adaptación de Nicholas Sparks llega al cine, esta vez se trata de su novela homónima publicada en 2007: The Choise (En nombre del amor).amor 2
Con romanticismo por doquier, The Choise se centra en Travis -Benjamin Walker-, quien es un veterinario, amante de las fiestas y que le escapa al compromiso. Las cosas se le dan vuelta cuando se muda su vecina, Gabby -Teresa Palmer-, junto a su novio Ryan -Tom Welling-. Desde ahí ambos vecinos se amorsentirán atraídos y por primera vez el amor surgirá en Travis.
Hasta la primera hora se respeta este argumento, ya que luego, la segunda hora el conflicto es diferente y parece que estamos hablando de una miniserie que se ve de corrida.
La escenografía cuidada y los tiempos van demasiado despacio, con respecto a la primera hora, y tal vez el film podría haberse resuelto en una hora y media. Besos que van, besos que vienen, escenas de sexo y dudas del personaje ralentizan el film y lo hacen demasiado empalagoso.
Pero de todos modos no existe una película mala del todo y cabe destacar la química entre Walker y Palmer. Con Walker, podría objetarse la economía de gestos expresivos. En cuanto a Palmer, ella sí logró un personaje más atractivo, desde una mujer provocadora hasta la novia que todos quisieran tener. Pero también tiene un defecto y es lo que ocurre con ella en el primer acto.
Mención aparte para los personajes de Alexandra Daddario, Maggie Grace y Tom Welling, este último, parece que poco a poco va desprendiéndose del Clark Kent en la serie Smallville. Los tres logran acompañar muy bien a los personajes y sus pocas apariciones aportan muchísimo valor a las decisiones de los protagonistas.
Realmente no se entiende qué le paso a los guionistas, es de reconocer que algunos aspectos en el libro suelen quedar bastante mal a la hora de pasar a la gran pantalla, y eso ocurre hacia el clímax. Ahí, se ve que el personaje parpadea amor 3cuando está en coma pese a que los pronósticos no son los mejores.
Pero luego ¿qué pasó? Un milagro y con un elemento totalmente fuera de la novela, que parece sacado de una historia de ciencia ficción. Como si nunca hubiese pasado nada.
Así de simple: el film del novato Ross Katz finaliza con extraño coctel, donde todo parece demasiado fácil, previsible y el conflicto en sí no queda del todo definido.