¡Basta Nicholas Sparks! ¡Basta! Y por favor basta Hollywood de llevar a la pantalla todas las bazofias que este tipo ha escrito.No puede ser que todos los años nos encontremos con su redundante trabajo que todos saben que es malísimo pero que sin embargo le dan luz verde a la espera que sea otra The Notebook (2004) o A walk to remeber (2002), y nadie tiene en cuenta que esas fueron sus únicas buenas obras.Luego vino la seguidilla de películas con una misma estructura argumental sobre un amor imposible atravesado por una muerte hacia el final. Palabras más, palabras menos pero así se pueden resumir todas esas historias solo con algunas variantes.En esta oportunidad nos encontramos con En nombre del amor cuyo título original (The choice = La decisión) alberga la vuelta de tuerca (pequeña) que le da Sparks a este relato para no repetirse una vez más hasta el hartazgo.El director Ross Katz se pone al mando de lo que es un gran sinfín de lugares comunes que intentan ser película y no consigue sacar absolutamente nada bueno, tanto desde lo cinematográfico como lo actoral.El dúo protagónico es muy malo pese a que poseen química, la cual no basta solventar los diálogos de un guión que no tiene razón de ser.Por culpa de ese guión vergonzoso tanto Teresa Palmer como Benjamin Walker tendrán que disculparse por el resto de sus carreras y rezar para que no les afecte en futuras selecciones de elenco.No hay absolutamente nada para destacar sobre En nombre del amor, porque incluso el público al cual está apuntado tiene que reconocer que el film es malo por propia comparación dentro del género y con las otras obras del autor.La buena noticia es que -por el momento- esta es la última novela de Sparks que quedaba por adaptarse al cine. Pasarán un par de años hasta que el flagelo nos vuelva a azotar.