Accionar a partir de la pérdida
En pedazos (Aus dem Nichts, 2017) es una película dramática alemana dirigida, escrita y producida por Fatih Akin. Está protagonizada por Diane Kruger (La buscadora en The Host), siendo el primer film que realiza en su país natal. Completan el reparto Numan Acar, Rafael Santana, Denis Moschitto, Samia Chancrin, Ulrich Brandhoff, Hanna Hilsdorf, Ulrich Tukur y Johannes Krisch. La película ganó, tanto en los Globos de Oro como en los Critics Choice Awards, la categoría de Mejor Película de Habla No Inglesa. Además en el Festival de Cannes, Kruger se llevó el galardón por Mejor Actriz.
Katja (Diane Kruger) vive en la ciudad de Hamburgo, está casada con Nuri (Numan Acar), un hombre kurdo ex traficante de drogas, y tiene un hijo pequeño con él llamado Rocco (Rafael Santana). Una mañana como cualquier otra deja a su hijo en la oficina donde trabaja Nuri. Cuando anochece va a buscarlos en auto para regresar a su hogar pero nota que las cosas no andan bien: la gente está amontonada, las calles bloqueadas y la policía presente. Al acercarse le comunican lo peor que podría escuchar: una bomba estalló en el lugar y se llevó consigo las vidas de dos personas. Destruida, Katja hará lo que sea para que los culpables paguen.
Nos encontramos ante una historia durísima en la que a una mujer le es arrebatada su familia en un abrir y cerrar de ojos, sin explicaciones. Fatih Akin decide que la temática central no sea el terrorismo neonazi sino cómo alguien lidia con la pérdida de las personas que más ama, cómo actúa a partir de ello y se recompone (o no). La película está dividida en tres etapas con diferentes títulos (“la familia”, “la justicia” y “el mar”). En la primera veremos el suceso detonante, seguido de la investigación, donde Katja debe soportar preguntas sobre si su marido era de alguna religión, si era activo políticamente o si continuaba vendiendo drogas. Invaden su espacio personal y la hacen sentir como si el fallecido no fuera la víctima.
En el segundo tramo seremos testigos del juicio, un juicio que nunca decae y cada vez se pone más intenso. La fotografía pulcra y de un blanco aplastante, junto a los diferentes ángulos de cámara, consigue que, como Katja, también nos sintamos encerrados. Diane Kruger es protagonista absoluta y brinda una de las mejores interpretaciones de su carrera. Resulta imposible que no suframos con ella al ver cómo el juez de los acusados da vuelta los hechos (gran trabajo actoral de Johannes Krisch). La elección de casting de los neonazis es otro acierto: se muestran impasibles, sonríen cuando las cosas están a su favor y tienen un odio inexplicable en su interior. La bronca de Katja, que por momentos no puede controlar, también es la nuestra.
Al inicio de cada acto podemos ver en pocos minutos algunos de los videos familiares de Katja. Esos momentos, junto al ínfimo pero enternecedor tiempo en pantalla del pequeño Rocco, logran que comprendamos el vínculo familiar y por ello sintamos tanta empatía hacia la protagonista.
Durante el último tramo la película toma otro rumbo: pasa a tener toques de thriller. Esto la hace aún más atrapante de lo que ya era, hasta el punto de no querer pestañear para no perderse ningún detalle.
Pero si hay algo por lo que se destaca este film es por su poderoso e inesperado final. Golpea fuerte al espectador, lo deja boquiabierto y con todos los sentimientos a flor de piel. Sin dudas es controversial, lo que da paso a reflexionar sobre el estado de la justicia en la actualidad.
En pedazos tiene muy merecido los premios que cosechó e incluso debería haber estado nominada al oscar. Diane Kruger se carga al hombro un papel complicado que logra interpretar a la perfección. Si buscás cine del bueno, que te llega y se queda con vos, no la dejes pasar.