La primera escena, hermosa, nos presenta a un lindo flaco de pelo negro, largo, y traje blanco impecable, saliendo muy feliz de la celda entre los vítores de los demás presos. A él lo veremos siempre contento. Pero a la mujer la veremos sufrir, y mucho. Esta es la historia de un amor destruido por el odio, y más aún la historia de una búsqueda de justicia, por las vías legales o por las otras.
La acción comienza en Hamburgo, siempre húmeda, y culmina en un bosque griego, de suelo seco. La resolución también es seca. Y tremenda, de esas que dejan mudo al espectador. Las reflexiones vendrán después, porque acá hay mucho para pensar, sobre todo nosotros, que tan fácil resolvemos las cosas ante el televisor, y tan habituados estamos a las soluciones "a la americana" del cine de entretenimiento. Cierto, aquí hay una escena de seguimiento un poco inverosímil, evidentemente hecha para apurar el camino al desenlace, pero es una escena breve y no desbarranca. Simplemente nos va a hundir a todos.
No corresponde contar más. Salvo que la protagonista Diane Kruger tiene una fuerza interpretativa impresionante, y encima es linda (ya la hemos visto en "Adiós a la reina" y "Bastardos sin gloria"). Que el resto del elenco también es muy bueno, con puntaje extra para Johannes Krisch, el aborrecible abogado defensor. Y el autor es el alemán de origen turco Fatih Akin, el de "Corto y con filo", "Contra la pared" y otras películas fuertes. También hace comedias.