Alguien me está observando
La sala de cine (el viejo y querido Gaumont) proyecta una película en blanco y negro sobre una mujer acorralada por un hombre acosador, ella debe tomar una medida drástica.
Carla (Nai Awada) y su amiga parecen ser las únicas espectadoras en esa inmensa sala.
A la salida, la propia Carla, paralítica en muletas, será víctima del acoso de un ex que no entiende que todo terminó. Los peligros para Carla recién comienzan.
Matías Szulanski viene promediando una carrera maratónica. Entre el ante año pasado con su debut en Remplazo incompleto y el ahora, lleva estrenados cuatro largometrajes; todos de temáticas diferentes, con un hilo en común: la total libertad para adoptar las formas cinematográficas. En buena hora, Szulanski es un realizador experimental.
En peligro quizás guarde alguna relación con su anterior Recetas para microondas, y junto con Pendeja, payasa, y gorda forman un (hasta ahora) tríptico de microcosmos en preponderancia femenino. ¿También feminista? Szulanski es también creador polémico, guste o no.
Este cuarto film es a su vez su obra más ambiciosa. Si bien sigue moviéndose dentro del ambiente del estilo Clase B (del que él mismo se reconoce admirador), su puesta es más grande y con mayores riesgos estéticos y de narración; también con los homenajes más claros.
En peligro es un film latente, al borde del género, con la violencia expuesta en varios sentidos y una tónica en la que parece no estar contando demasiado pero diciendo mucho.
El llamado de la sangre
Luego de ser acosada por su ex, Carla llega a su departamento solo para encontrar a su caniche ahogado en el inodoro; y cuando se asome a recogerlo, una presencia que no reconocemos intenta ahogarla a ella también. Así y todo, los peligros recién están comenzando.
Una investigación policial. Alberto Zapiola (Alberto Suárez) no parece ser el mejor detective del mundo, pero quiere llegar a la verdad. Entre su preocupación porque su peluquín quede disimulado, encuentra algunos sospechosos: por supuesto el ex, y una vecina ex convicta que no parece estar en sus cabales (Claudia Schijman).
Mientras tanto, Carla se queda en su departamento con una amiga (Flor Benitez), que solo quiere jugar algún juego de mesa y fumarse un porro, ¿el vecino con un hurón como mascota (Gastón Cocchiarale) será vendedor? Todo así.
En peligro muestra una rutina, personajes entre apáticos y espasmódicos, y una historia que no es constante pero mantiene siempre la atención sobre lo que está sucediendo.
El timing es pendular entre Carla, Alberto, su amiga, sus vecinos y la ficción que cala en la realidad, o la realidad que se funde en la ficción.
Todo es caótico y huele a sangre pegajosa. Szulanski elige una gama de colores ocre y en contraste para representar la suciedad, lo lumpen y el ocaso de esa situación que presenta. Hay un clima de acoso y peligro circulante.
Este es mi mundo, mi pantalla
El guión de Damián Leibovich (Los inquilinos del infierno, Forajidos de la Patagonia) se amalgama perfectamente con el estilo de Szulanski de creación de criaturas particulares. Ese límite borroso entre la farsa, la parodia, el cine de género, y lo conscientemente berreta como kitsch.
La clave principal para entrar al mundo de En peligro es no tratar de comprenderla permanentemente. Hay que dejarse llevar. Los giros no dejan de ocurrir y cambian todo lo que suponíamos, los límites se corren, y la interacción entre los personajes se hace cada vez más extraña y extrema.
Sobre el final, cuando ya bajamos los brazos y nos rendimos a la conducción del guionista y el director, arribaremos a una explicación, más o menos un armado cuasi lógico sobre lo que está sucediendo.
Hay homenajes al giallo, al policial estilo Clase B, al sexploitation y también al Todd Solonsz más extraño y juguetón, el de Welcome to the Dollhouse o Wiener-Dog. Sí, acertaron, la comedia negrísima es la otra clave.
Personajes que en su patetismo, asquerosidad e infantilidad, nos convencen y nos llevan a vernos de alguna forma como espejos magnificados.
También hay lecturas sobre el mundo del cine, sobre el corrimiento de la ficción y la realidad, y sobre un estado de cosas a punto de derrumbarse. En peligro parece no hablar de (casi) nada, y habla de mucho.
Nai Awada, Alberto Suárez, Claudia Schijman, Flor Benitez y Gastón Cocchiarale comprenden este juego extremo y se suman con interpretaciones logradas, entre lo serio y lo burdo. Sobre todo Schijman tiene escenas que llevan al aplauso.
En peligro es obra de un realizador inquieto que se perfila como prolífico y deseoso de plantear varias inquietudes formales y narrativas. Lo mejor que puede decirse de Matías Szurman -ante ya su cuarta obra- es que no se trata de un director más,. Y En peligro tampoco es cualquier película.