A caballito del sorpresivo éxito que resultó en enero pasado Invasión Zombie, lega ahora el otro hit de “terror” surcoreano del 2016 En presencia del Diablo. Si bien entre ambas no abundan las similitudes, las hay algunas circunstanciales. Las dos tardaron bastante en estrenarse en nuestro país y durante este tiempo se corrió un fuerte rumor alrededor. Ambas funden el terror con una fuerte dosis dramática. A las dos les pusieron títulos locales desafortunados. Son dos películas exquisitas.
Na Hong Jin ya había demostrado talento de sobra en películas como Hwanghae (Asesinos por contrato) y Chugyeogja (El Perseguidor), que si no las vieron recomiendo que corran a hacerlo. Al hombre le gusta tomarse su tiempo para construir sus historias, delinear personajes y ponerlos en situación, todo un artesano del cine de género; y Goksung no es la excepción, 156 minutos le tomará cerrar este impactante círculo.
Si algo suele distinguir al cine de género asiático es precisamente que atraviesa los géneros. Toman elementos fantásticos, mucha tensión, no suelen escatimar en sangre; pero lo mixturan muy bien con una carga emocional para las lágrimas, la comedia, y/o hasta alguna dosis de acción o policial. Repetimos, la extensa duración de Goksung le permitirá ir transformándose e ir mutando por los diversos géneros.
A la historia se nos introduce de a poco, el protagonista es Jong.Goo (Kwak Do-Won) un policía algo torpe que debe investigar una serie de asesinatos en un pequeño pueblo rural surcoreano. Los hechos parecen indicar que todo se inició con la llegada de un extraño hombre proveniente de Japón, de que poco se sabe, pero todos comienzan a temer. Es más, hay testimonios que lo complican aún más.
El úeblo es un lugar de costumbres muy arraigadas y pronto todos entrarán en una paranoia creyendo que algo sobrenatural se esconde, hasta el propio Jong Goo llega a creerlo, convocan a un chamán, se aumenta la persecución, y de pronto, varios niños del lugar empiezan a presentar extraños síntomas de ¿posesión?
Hong Jin toma esta historia que pasará por varuos giros para hablar de cuestiones más terrenales, y es imposible no compenetrarnos, el drama que atraviesan los personajes es real, y los acompañaremos en su dolor, lo que permitirá un temor real cuando el terror comience.
Sí, En presencia del Diablo es un título de por más genérico, no hay Diablo, por lo menos no así como lo “conocemos”; lo que ocurre tendrá que ver con tradiciones propias de la cultura coreana, pero en ningún momento se nos hará complejo seguirla de este lado occidental del globo.
Goksung no es una película para quienes busquen el golpe de efecto fácil, el barullo para asustarnos, el ruido detrás de la puerta, el destripamiento gratuito, y a casa. No, hay que seguirla, son dos horas y media en la que el relato más de una vez parece estancarse, hay un ritmo lento, pero en verdad se sigue requiriendo de nuestra atención, porque a la hora de atar los cabos, todo eso que parecía no conducir a ningún lado, importará y mucho. La minuciosa construcción de los personajes y la emoción por lo que sucede hará que nunca decaigamos en nuestra atención.
Kwak Do-Won realiza una gran labor y es capaz de sacarnos una sonrisa caricaturesca o alguna lágrima. Los rubros técnicos con una fotografía gélida que nos eriza la piel y una musicalización que hace todo más grande, completan el cuadro adecuadamente.
En presencia del Diablo trata de mucho más que una simple historia de género, nos deja pensando y plantea varias incógnitas que pueden aplicarse a otros terrenos. A veces el demonio es mucho más terrenal de lo que pensamos.