Terror con peso espiritual
Decir que En presencia del diablo es una película de terror sería poco preciso y bastante injusto. Sin preocuparse por las restricciones del género, Na Hong-jin logra provocar verdadero miedo construyendo un film que también es un policial con muchos toques de humor y una tragedia familiar. Esa combinación es un riesgo enorme que en otras manos podría haber resultado en un desastre, pero en las del director y guionista coreano logra un tono propio y original.
La raíz del miedo en En presencia del diablo, como en la mayoría de las películas de terror más efectivas, es espiritual-religiosa. El pecado y la posesión demoníaca forman un círculo vicioso en el que no se sabe qué vino primero, pero sí queda claro que sus consecuencias lo destruyen todo. En la búsqueda de una solución se recurre tanto a ritos autóctonos como a la colaboración de un seminarista cristiano, otro detalle más que contribuye a presentar una perspectiva muy distinta a la que Hollywood nos tiene acostumbrados.
El film tiene un gran impacto visual, con encuadres magistrales y un interesante uso del color. Entre tantas historias sobrenaturales que sólo tienen como fin asustar y fallan en lograrlo, este film se destaca por ser una obra singular, que provoca el miedo a través de un clima ominoso, una historia con peso espiritual y asaltando al espectador con imágenes que quedan impresas en el cerebro.