Se estrena En primera plana, dirigida por Tom McCarthy. Un notable elenco encabezado por Mark Ruffalo y Michael Keaton llevan adelante esta premiada película sobre el abuso sexual a menores por parte de la iglesia.
La filmografía de McCarthy se caracteriza porque trabaja micromundos como pocos. Personajes solitarios cuyas vidas se modifican cuando se encuentran con personas en su misma o similar condición y se conforman pequeños grupos de asistencia. McCarthy retrata como lo exterior, el contexto social, se introduce lentamente en las vidas de estas personas y los modifican por completo.
Sólido narrador, clásico y transparente, McCarthy se ha hecho un lugar por demás interesante dentro del cine indie estadounidense con su trilogía The Station Agent–Visita inesperada–Ganar, ganar. También ha probado suerte con un producto con características mainstream, como en En tus zapatos protagonizada por Adam Sandler, pero los resultados no fueron los esperados.
Cada vez más alejado de esas tres pequeñas comedia dramáticas llenas de sutilezas que conforman el inicio de su carrera como director –McCarthy es un típico actor secundario no demasiado reconocible- Tom decide ponerse sobre los hombros En primera plana, obra de TEMA importante en la sociedad estadounidense, que posiblemente estaba destinada a ser LA película de la semana de HBO, pero decidieron llevarla al cine.
Vale destacar, que por más que el TEMA sea más importante que la narración en sí o la creación audiovisual, McCarthy se encarga de darle suficiente cuerpo a todos los personajes para que parezcan esos patéticos perdedores de sus primeras obras.
“Spotlight” es una sección del diario Boston Globe dedicada a la investigación periodística. La llegada de un nuevo jefe de editores, Marty Baron –contenido trabajo de Liev Schreiver- revoluciona un poco el mundo del periódico que se destaca por tener redactores innatos de Boston. Sin demasiadas explicaciones, Baron solicita al jefe de redacción de Spotlight. Robby Robinson –excelente Michael Keaton- que investigue junto a su equipo las denuncias de abuso sexual por parte de curas en Boston, y sobretodo, los motivos de encubrimiento del cardenal local. Esta investigación lleva a descubrir más de 80 casos que involucran la pedofilia y los párrocos de la ciudad.
El ingenio del guión de McCarthy y Josh Singer es no focalizarse simplemente en la denuncia sino más que nada en la investigación y la ética periodística. La crítica social no es acerca de los abusos propiamente dichos o una condena hacia la religión, sino hacia el silencio que todas las autoridades locales, e incluso el mismo periódico años anteriores, decidieron concretar tácitamente para no oponerse a la institución eclesiástica. En todo sentido, resulta mucho más potente entender el enfrentamiento legal y moral entre el abogado de las víctimas –Stanley Tucci impecable- y el fiscal de la causa -Billy Crudup- que prefiere negociar en vez de sacar el tema a la luz.
Film de corte clásico donde los protagonista priorizan su conciencia antes que la corrección política, En primera plana, trabaja sobre una moral casi capriana con un toque de film político estilo Todos los hombres del presidente, y continúa una línea thriller periodístico como la serie The Newsroom, de Aaron Sorkin. El film se permite cierta cuota de humor e ironía; aun siendo bastante solemne, no pretende ser sensibilizador o emotivo. Por suerte no recurre a víctimas infantiles para crear golpes de efecto.
McCarthy consigue que sus personajes construyan un micromundo, un pequeño grupo de contención similar a sus primera películas y al igual que estas misma, la ciudad es una gran protagonista, un mundo con leyes propias. Poco importan si están casados o no, los personajes conforman una elite fortalecida por la manera en la que se enfrentan a lo externo. El mundo se introduce en su propio mundo y se deben unir para sacarlo a la luz. En ese sentido comparte temática con The Station.. y Visita…
En primera plana es un film que se impone por el talento de sus protagonistas –aún cuando el nominado al Oscar, Mark Ruffalo, está en pose y termina siendo un poco caricaturesco- un guión sólido con diálogos inteligentes y un montaje ágil. La música de Howard Shore, por momentos es un poco invasiva, pero no erradica la potencia narrativa del film.