Buscando la verdad
Hay algo de pretensión en la representación que el cine ha hecho del oficio del periodista de investigación. En el intento por mostrarlo como un aguerrido guerrero, buscador de la verdad, se ha perdido la esencia de la dinámica, ecléctica y disruptiva, de una redacción en constante trabajo.
Cuando se deja de lado el glamour y se trabaja sobre estereotipos concretos, sin eufemismos, es cuando filmes como “En Primera Plana” (USA, 2015) de Thomas McCarthy, inspirado en los hechos reales que llevaron al Boston Globe a investigar una serie de casos de pederastía en la Iglesia Católica, y que terminarían por desenmascarar a nivel global una parte oscura de la religión, negada puertas afuera, pero admitida hacia adentro.
La capacidad de McCarthy no radica tanto en un virtuosismo a nivel dirección de cámaras o una puesta novedosa que actualiza y aggiorna el relato, todo lo contrario, la principal virtud del director es poder trasladar a la narración la tensión in crescendo mientras los periodistas (interpretados magistralmente por Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams, Brian d'Arcy James, Liev Schreiber) avanzan y retroceden en el caso que volverá a poner a “Spotlight” (el nombre de la sección en la que trabajan) en el primer plano.
Un arranque convencional (nuevo director llega al diario con un plan de reestructuración) y la suma de tramas que van confluyendo hacia el gran tema de la película, la hipocresía y la mentira como vectores del desenmascaramiento esencial del trabajo periodístico) hacen que afirmaciones de figuras claves de la iglesia como “la ciudad florece cuando las instituciones trabajan juntas” suenen como dardos que se clavan en las páginas del diario.
A medida que avanza la narración, también avanza la empatía e identificación con los periodistas, que van desde el crédulo al incrédulo, la que debe abandonar su fe, el que se cuestiona su trabajo, y, principalmente, el que en medio de un caos debe continuar mirando hacia adelante para conseguir, al menos en su vida profesional, un mérito que lo redima de tanto desastre personal.
“En Primera Plana” es un filme maduro, que obvia quizás la toma de partido por alguna de las partes implicadas, y, al menos en apariencia, se muestra equidistante y objetiva frente a aquello que relata.
Pero como ya sabemos que ni en el cine ni en el periodismo la objetividad existen, pues entonces nos conformamos con esta representación de la realidad de una redacción, tan verosímil, que asusta, dato no menor para seguir viendo reflejada una profesión que debe seguir sumando adeptos, sea online, de manera impresa, radial o televisiva, para poder mantenerse al margen de negociados que sólo perjudican al público, el único vulnerable en la carrera por mantenerse informado, o no.
PUNTAJE: (8/10)