Juicio y castigo
Tan solo minutos pasaron desde que terminé de ver En primera plana (Spotlight, 2015) y una sola palabra viene a mi cabeza: vacío. Se trata de esas películas que cumplen, pero que no dan mucho más de sí, y sinceramente estoy hartamente sorprendido por el resultado final de lo que esperaba que sea una de las grandes películas del año y la cual terminó siendo una más del montón, no solo del año, sino de la historia.
El nuevo film de Tom McCarthy lejos de sorprender y deslumbrar no deja en ningún momento de ser una mera estepa, la cual no despega casi en ningún momento de sus 128 minutos. No solo no despega su historia, tampoco la narrativa, ni sus actuaciones, cuanto menos su dirección.
Es sorprendente, y tal vez no tanto, que haya recibido tantas nominaciones a los premios Oscar, y es en el ¨talvez no tanto¨ de mi descripción en el que se encuentra la clave para entender todo. Y es que En primera plana es una más de las que a mí me ha gustado llamar años anteriores como ¨nominaciones patrióticas del año¨, el cual esta vez no es el caso concreto, ya que la historia detrás no debería desencadenar ningún orgullo nacionalista ni mucho menos, pero no está lejos del lugar en el que he encasillado en su momento a films como 12 años de esclavitud (12 Years a Slave, 2013) o Lincoln (2012), tediosas producciones que carecían de total encanto y que solo llegaron adonde llegaron por las hábiles manos de sus productores.
En primera plana en este caso no llega al punto drástico de los casos que expuse anteriormente, pero sí que sabe recordarnos que muchas veces para la Academia pesa más el marketing que el talento.
Esta es la quinta introducción en la dirección de parte de Tom McCarthy y lamentablemente con esta no logra demostrar mucho de sí. Su desempeño como realizador queda totalmente estancado en un relato simple que no posee ninguna vuelta de tuerca, y su forma de contarnos la historia desde detrás de cámara termina siendo tan del montón como así opaca.
Pasando por el lado de las actuaciones es la misma historia, nadie se destaca entre sí, talvez un tanto Michael Keaton (Birdman) obteniendo un poco más de aire con su personaje respecto a otros, pero nada lejos de la media.
Las nominaciones tanto de Mark Ruffalo (Foxcatcher) como de Rachel McAdams (About Time) bajo la terna de mejor actor y actriz en papel secundario respectivamente, son también bastante llamativas, más que nada en el caso de Ruffalo el cual desarrolla un personaje totalmente sobreactuado y hasta por momentos que parece sufrir de algún retraso mental, cuando el papel no lo amerita para nada.
Es verdad que parecieran todas malas para el film, pero no es tan así. La película es buena, pero queda debajo de los estándares para este tipo de obras que cuentan una historia real desde el lugar del periodismo. Ahora, la pregunta es: ¿se merece En primera plana alguna de las ternas a la que ha sido nominada en los Oscar?. O inclusive: ¿Se merece ganar alguna? La respuesta es rotundamente no, tal así como no se lo merecían 12 años de esclavitud, ni Lincoln, para retomar los ejemplos que cite anteriormente.
Los premios de la Academia tienen siempre ese olor a arreglo comercial detrás, y los casos que lo demuestran en su historia sobran, pero por esta vez, y solo por esta vez, podemos quedarnos con la mimada del año, En primera plana.