Thriller psíquico
Cada vez son más y más variados los exponentes de este subgénero del Thriller en donde el suspenso e incluso en ocasiones las acciones transcurren en ese laberinto espinoso denominado psiquis. Este subgénero se aleja del denominado Thriller Psicológico convirtiendo la característica lucha intelectual que se encuentra en este último en un contenido más físico pero que transcurre en una dimensión no física y por ende en una dimensión cuyo escenario debe crearse técnicamente (fotografía, dirección de arte, montaje) casi como a un film fantástico. Danny Boyle recurrió a los escenarios mentales anteriormente siendo el uso en Transpotting, La Playa y 127 Horas los exponentes más delirantes y destacados en este aspecto. Sin embargo su particular sello estético y el uso del terreno psíquico nunca antes habían estado al servicio del Thriller hasta ahora con la realización de En Trance.
El robo de una millonaria obra de arte, un delincuente de alta gama (Vincent Cassel), el único hombre que sabe la ubicación del preciado botín y que ha perdido la memoria (James McAvoy) y una hipnotista que será la encargada de liberar ese y por ende otros recuerdos (Rosario Dawson) son el escenario dramático en el que va a fluir la obra. Boyle impone su particular visión estética de múltiples registros y montaje veloz de manera mucho más medida que en su anterior obra fílmica 127 Horas pero aun así sigue en su búsqueda de variantes que pongan en evidencia (crisis) el dispositivo. El film está estructurado de manera tal que aprovecha las hipótesis que el espectador va creando y las usa conscientemente para llevarlo hasta callejones sin salida. Hay mucho oculto y por revelar en En Trance y los detalles dejados arbitrariamente por el director en escena así como los cabos sueltos e incluso las partes que parecen no encajar se convierten a través de una narración muy bien construida en elementos que estimulan al espectador en su búsqueda por quitar el velo y descubrir las implicaciones que esconde el film.
Otro elemento interesante es la visión del sexo que propone aquí Danny Boyle (y que es coherente con su filmografía) en donde a pesar de mostrarse como un acto de una importancia trascendental para sus protagonistas tanto en unión física como en cimiento contenedor del aparato psíquico, el director no deja caerlo en la paquetería (léase 127 Horas) alejándolo lo más posible de la solemnidad de la estetización mediante la "no-revelación". Hacia el final la película revela la complejidad de sus personajes y de la trama, una complejidad mayor de la aparente y es ahí donde a fuerza de una saturación de giros argumentales el cineasta se desgasta. El film pareciera tener más finales de los necesarios por así decirlo.
En Trance no es lo mejor de Danny Boyle, sin embargo es un entretenimiento válido con muchas aristas interesantes y sobre todo, es fiel a la obra de su realizador.