Comedia a la medida de Adam Sandler
Max Simkin repara zapatos en la tienda de Nueva York que ha estado en poder de su familia por generaciones. Desencantado de la monotonía de su existencia, un día halla una máquina de coser que hace que Max adopte la forma del dueño del par de zapatos. ¿Qué hacer frente a tan insólito cambio? Pues probar todos los pares que le dejaron para reparar. Ese muchacho tímido e introvertido va poniéndose en el cuerpo y en la mente de infinitos personajes. De aquí en más la historia recorre un camino que va desde un apacible romance con una vecina del barrio hasta alocadas aventuras y desventuras al verse envuelto en una estafa.
El director Thomas McCarthy, coautor además del guión, se propuso aquí demostrar la forma en la que el protagonista (un buen trabajo de Adam Sandler) va descubriendo que caminar con los zapatos de otra persona es la única forma de descubrir quién realmente es. En este alocado disparate en el que ya se convirtió la existencia de Max aparecerá de pronto la figura paterna (sobria labor de Dustin Hoffman), quien finalmente brindará una agradable sorpresa a ese muchacho que siempre trató de ser alguien más que un simple y humilde zapatero.
La trama se va enredando hasta llegar a los momentos más emocionantes, aquellos en que delincuentes y recuerdos de su pasado transitarán por su hasta entonces apacible travesía cotidiana. Simpático a veces, rápido en su accionar otros, entretenido siempre, el film combina acertadamente la comedia más alocada con la dramaticidad del personaje central inserto en la necesidad de conocer otros micromundos aun a costa de los peligros más inesperados.