Zapatero a tus zapatos
El director Thomas Mc Carthy debuta en el cine con un filme, inédito en Argentina, "The Station Agent - Vias Cruzadas": precioso, pequeño, sutil y con grandes actuaciones de Patricia Clarkson y con un casi desconocido Peter Dinklage, ahora super popular por su papel en "Game of Thrones" y también conocido como el enano de "Muerte en un Funeral".
Completaba el terceto, Bobby Cannavale - a quien vimos en "Blue Jasmine" de Woody Allen- y después de esta joyita del cine independiente, Mc Carthy se presenta con "The Visitor - Una visita inesperada" que le valió la nominación al Oscar para su protagonista, Richard Jenkins.
Lejos, muy lejos de ese cine independiente, del registro calmo e interior, de lograr excelentes climas para sus personajes, Mc Carthy (después de otra película aquí desconocida pero que ha sido exitosísima en el circuito festivalero independiente de Estados Unidos: "Win Win") se mete de lleno en el cine comercial de la mano de un gran comediante como Adam Sandler para esta nueva comedia de uno de los grandes cómicos del cine americano actual.
"En tus zapatos" cuenta la historia de Max Simkin, un papel completamente a la medida de Adam Sandler, con su comercio familiar de compostura de calzado, con típicas tradiciones judías e inmerso en el medio del Lower East Side neoyorkino, un poco quedado en el tiempo, un poco melancólico y gris.
En ese negocio que ha sido de la familia de generación en generación aparece, dentro del sótano, una máquina para reparar zapatos que tiene una "mágica" particularidad: una vez arreglado el par de zapatos, si Max se lo pone, automáticamente pasa a SER esa persona.
El argumento, claramente en tono de comedia -sin pretender reflexión alguna sobre poder ponerse en la piel de un otro, de los sentimientos y de la sensaciones que habitan en cada uno- juega dentro de su superficialidad con la idea de que con sólo calzarse otro de los pares de zapatos, aparece la nueva posibilidad de ser otra persona diferente. Idea atractiva y que entusiasma porque todos, en algún momento, hemos fantaseado con la idea de ser un otro, al menos por un rato.
En principio, la idea es efectiva, simpática, tiene "gancho" y obviamente Adam Sandler sabe como explotarla y lograr, de esta forma, que la introducción y primera parte de "En tus zapatos" logre generar un interés en ver cómo sigue la historia y cuáles son las "vidas" que Max elige "vivir" para escapar de su gris monotonía y de su cotidianeidad.
Lamentablemente la trama empieza, al poco tiempo, a hacer "agua" porque no encuentra un sentido claro. Con tintes de comedia romántica cuando vincula a Mxx con una defensora de los derechos del barrio pidiéndole que se involucre en ese movimiento, otra subtrama de intriga y suspenso que incluye momentos de acción y de asomar las narices en un ámbito casi mafioso, aparece también mezclado un tema de vínculo entre el protagonista y su desaparecido padre y finalmente otro hilo argumental con la aparición del personaje de Ellen Barkin (después de mucho tiempo que no la veíamos en el cine, aquella bomba sexy con Al Pacino en "Prohibida Obsesión") en la parte del relato que se torna más complicada y artificiosa y más alejada del planteo inicial, de ese juego con las diversas personalidades posibles.
Si bien las implicaciones que va tomando el relato hacen que se generen situaciones "descolgadas" y "traídas de los pelos" y que la diversas líneas argumentales que se entrecruzan hace que ninguna de ellas pueda ganar fuerza y que la película nade todo el tiempo a dos aguas, sin un rumbo definido. Pero cuando tanto el guionista como Adam Sandler retoman la idea original de calzarse los zapatos y ser otro, nuevamente la película gana en efectividad y se disfruta, al menos en esos pequeños gags donde se consigue explotar la idea principal.
Sandler se rodea de un elenco que lo acompaña con calidad, aunque en pequeños papeles que no permiten un mayor lucimiento. Steve Buscemi, la ya nombrada Barkin y una participación especial a cargo de Dustin Hoffman, hacen que "En tus zapatos" sea un producto bien elaborado y que puede disfrutarse, aún en sus momentos menos logrados y donde sentimos un poco que Mc Carthy y su guionista han perdido el rumbo.
Además de zapatos, necesitaban una brújula.