El juego de la alteridad
La premisa de En tus zapatos sonaba un tanto ridícula, pero gracias al ingenio de su director Thomas McCarthy, con sólidas credenciales como Visita inesperada (2007) y The Station Agent (2003), sumada a la buena predisposición de un Adam Sandler alejado de sus vicios y tics, alcanza para entregar esta comedia agridulce en tono de fábula, que logra mezclar con eficacia elementos genéricos tanto de la comedia negra como del drama, con un plus de fantasía que no hace humo.
El personaje interpretado por Sandler es un zapatero, quien heredó el oficio de su padre (Dustin Hoffman) a la vez que éste lo contrajo de su abuelo, tradición familiar que parece originarse a principios del 1900 tal como describe un prólogo que se resume en la idea de ponerse en el lugar del otro en relación a usar los zapatos ajenos.
De la casa al trabajo y no mucho más, el rutinario Max Simkin se topa azarosamente con una máquina de coser mágica dado que si remienda calzados con este elemento puede transformarse en las personas o clientes por el tiempo en que los lleve calzados. Esa transformación en múltiples personajes, historias y rostros diferentes, implica un cambio de rumbo en su monótona vida, pero también una responsabilidad al asumir roles para los cuales no se encuentra preparado. Es en ese sentido donde el relato rápidamente abandona el punto facilista de hacerle al protagonista la vida más sencilla y divertida para sumirlo en una serie de problemas y situaciones de las cuales deberá escapar sin revelar su secreto.
Pero En sus zapatos no es sencillamente una comedia a lo Sandler, porque el tono, lejos de abrazar el absurdo y el humor infantil al que nos tiene acostumbrados el productor y creador de Happy Gilmore (1996) es otro: un híbrido entre el drama familiar y la comedia de situación -sin llegar al enredo- y que cuenta con la buena actuación del propio Sandler acompañado de un elenco de secundarios de lujo como Steve Buscemi y el mismísimo Dustin Hoffman, quien aunque aparezca poco, brilla como siempre.