En un patio de París

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

UN PATIO SIN GRACIA

No pasa nada en este patio. Las fisuras del edificio son apenas un adelanto de las grietas que padecen sus ocupantes. El flamante conserje viene de una crisis depresiva y habla poco; Mathilde tiene sus obsesiones y con eso ya tiene bastante. Hay un vendedor ambulante, un ocupante que llena el patio de bicicletas, otro que ladra por las noches. Una sarta de tontos que se ajustan perfectamente a la mirada liviana y aburrida de esta desabrida estampa parisina. Da pena verla a Catherine Deneuve metida en semejante consorcio. Ella es el centro de esta decepcionante muestra de un costumbrismo francés que de a poco ha ido abandonando los buenos temas para poner en escena las bobas preocupaciones de un vecindario que sin gracia. ¿Qué hacer cuando la historia no interesa, los personajes no existen, faltan ocurrencias y está filmada con pocas ganas? Siempre se puede acudir a un final trágico para hacernos creer que al final la grieta era más una faena para psicólogos que para albañiles.