Amargo drama en un París nada turístico
El título local, "En un patio de Paris", suena romántico. Hace pensar en esos patios bien arreglados que alguna parejita descubre en una tarde veraniega, patios donde la gente es agradable y da la bienvenida. El título original, "Dans la cour", es más seco. El patio está venido a menos como el edificio, no hay parejita alguna, la única salida de paseo deriva en amargura, y no hay nadie agradable que dé la bienvenida. No es una película turística.
Un gordo cuarentón abandona su puesto de cantante en la banda. Abandona su vida anterior. Está emocionalmente bloqueado, o algo así. Como igual debe comer todos los días, acepta el trabajo de portero en un viejo edificio de departamentos. Aprende el trabajo, sin mostrar entusiasmo. Atiende sin inmutarse los berrinches y las chifladuras de los propietarios. Lo banca una señora del consorcio, reciente jubilada y única persona que se preocupa por el evidente deterioro del lugar. Parece que entre ambos se entienden. Pero no puede hablarse de enamoramiento. Son dos depresivos, él a tiempo completo, ella a tiempo parcial.
No es mucho lo que pasa, pero algo pasa. Hay gente a la que más o menos entendemos recién cuando ya es tarde. La aparición de su esposa nos da una idea de la profundidad del dolor del hombre, y de la angustia que la esposa tiene, pero no nos alcanza. Ni los alivia. Mientras, la vida sigue. El camión de basura hace su recorrido, el día transcurre, la noche llega. ¿Dónde dejó él esas dos bolsas de consorcio que llevaba en la mano, cuando se sentó solitario en un banco del parque?
Pierre Salvadori, ya veterano, hizo la pintura de una persona apagada, difícil de reanimar aunque físicamente pareciera sana. Y el retrato de una señora que insiste en moverse aunque ni siquiera el marido la acompañe. Realmente bien Catherine Deneuve en esta composición sin peinadora ni photo-shop. Es ella, a su edad, y punto. Exacta, además, en la escena donde su personaje descubre lo que hicieron los nuevos inquilinos con su casa paterna (una de las pocas escenas con nervio en esta obra). Bien l Garance Clavel, en breve aparición. Adecuado Gustave Kervern, aunque más nos gusta como director de comedias locas a dúo con Benoit Délepine ("Aaltra", "Louise-Michel", "Mammuth", etc.). Se recomienda llevar antidepresivos.