Uno de los actores más conocidos y reputados del cine francés contemporáneo, Daniel Auteuil se prueba como director por cuarta vez en su carrera (sus tres películas anteriores son inéditas en la Argentina) al mando de la adaptación de una obra teatral del dramaturgo Florian Zeller centrada en los avatares emocionales de un sesentón durante una cena con su mejor amigo y su nueva novia.
Auteuil interpreta a Daniel, un editor de buen pasar económico y, en principio, felizmente casado con Isabelle (Sandrine Kiberlain). Un día se cruza de casualidad con su amigo Patrick (Gérard Depardieu), a quien no veía hace mucho tiempo, y lo invita a cenar con su nueva pareja, una bellísima española (Adriana Ugarte, vista en Julieta y la serie El amor entre costuras) mucho más joven que el resto del grupo.
Pero lo que debía ser una cena amistosa terminará desencadenando en Daniel una serie de fantasías amorosas y sexuales con ella, al tiempo que su mujer empieza a sospechar que el trato atento y bienintencionado esconde otras cuestiones de fondo.
La primera parte de Enamorado de mi mujer se presenta como un relato que alterna entre la imaginación idílica de Daniel ante cada dicho de la novia de su amigo y la realidad de una cena fría y protocolar. Una alternancia inicialmente simpática pero que a la larga se vuelve reiterativa y confusa, difuminando la separación entre lo “real” y lo ficticio.
A medida que la película avanza, el tono cómico muta por uno dramático centrado en la crisis emocional de Daniel disparada por ese encuentro. Enamorado de mi mujer tampoco funciona del todo bien en esta faceta, pues no escapa a ninguno de los lugares comunes de las historias de “crisis de mediana edad”. Tampoco ayuda un desenlace abrupto y conformista que se preanuncia desde su título.