Guiones vs. Actores
La poco inspirada música que acompaña los títulos de la apertura de esta nueva película de Nancy Meyers es un anuncio de la sensación que le quedará al espectador cuando el film termine.
Jane (Meryl Streep) está llegando a un momento de su vida bastante complicado, sus hijos ya están todos independizados y empiezan a dejar la casa familiar, hogar que ha sido manejada siempre por ella, ya que su ex marido, Jake (Alec Baldwin), siempre fue un padre más que ausente que se ha vuelto a casar con una chica más joven que tiene un hijo de cinco años pero quiera un hijo de Jake.
Uno de los hijos de ambos se gradúa en Nueva York y Jane y Jake se re descubrirán, tanto que comienzan un amorío. Jake necesita olvidarse el infierno de su nuevo hogar, Jane necesita una alegría. En el medio de esta historia aparece Adam (Steve Martin), el arquitecto encargado de trabajar en la remodelación de la casa de Jane.
Lo cierto es que al menos durante la primera hora el trío protagónico se saca chispas y empujan la película, pero entre el guión y la dirección logran doblegar a los actores y aburrir al público. Una pena porque la película se disfruta hasta que una serie de vueltas innecesarias de la historia y el carácter conservador de la resolución borra la buena impresión que deja esa buena primera hora del relato.