El difícil arte de amar
Un elenco de lujo para esta comedia sexual.
Nos convertimos ahora en la persona que queríamos que fuésemos" antes, desliza como al pasar un ex. Pero la cita no es superflua: Jake (Alec Baldwin) se cansó de su esposa actual -25 años menor- y coquetea con su ex (Meryl Streep), a quien dejó por la joven (Lake Bell). No sólo intenta seducirla: lo logra. Y ahora son amantes. Jane se transforma en la otra, justo cuando se sentía "una mujer sola" tras ser una divorciada, como se define.
Pero no habrá que tomarse muy a pecho todo lo que se dice y hace en Enamorándome de mi ex, y no porque sea una comedia, y de las que se permiten ciertas libertades, aunque a más de uno le pueda caber el traje de uno u otro personaje, sino porque la verosimilitud se pierde en varias situaciones en el filme de la directora de Alguien tiene que ceder.
Como en aquella película, Nancy Meyers vuelve a meter el dedo en la infidelidad, el no saber qué hacer cuando un personaje se siente tironeado y en la diferencia de edad (Jack Nicholson le llevaba 35 años a Amanda Peet, y Diane Keaton 18 a Keanu Reeves). Al menos hay cierta dimensión humana -arrepentimiento, sinceramiento y dudas- en Jane, que de abandonada pasa a no saber qué hacer. Con su ex, con sus hijos y con su vida.
Hay mucho clima, tics y gags en este filme del cine de Hollywood de los '70, cuando las comedias adultas las firmaban Mike Nichols o Herbert Ross, los guiones eran de Neil Simon... y Meryl Streep y Steve Martin (¿qué se hizo en el rostro, que cuando se ríe le queda la cara planchadita?) no eran más que estrellitas que asomaban.
En el presente, la diferencia de Meyers con Nora Ephron (Sintonía de amor) es que la directora de Lo que ellas quieren es más osada.
Meyers se juega más en lo explícito. En sus filmes hay desnudos, drogas, infidelidades, y todo -aunque tamizado con humor- pasa como lo normal. Aquí, los personajes centrales se comportan como adolescentes -"Así hablan los adultos", se sorprende Jane cuando Adam (Martin, otro divorciado detrás del personaje de Streep) le pone los puntos sobre las íes- y los hijos veinteañeros del matrimonio, como si fueran niños. Que los adultos, para afrontar sus conflictos, se fumen un porro... En eso el guión nivela para abajo, y si no llega a derrapar es porque tiene un elenco de lujo.
A Streep le adivinamos cada gesto por hacer, pero está creíble. Baldwin pone carita de perrito faldero y tiene momentos imperdibles (esperen por su desnudo), y Martin luce más medido, más comediante que cómico.
Meyers parece poner en pantalla un compendio de fantasías femeninas -las amigas de Jane aplauden su infidelidad, siempre y cuando no vuelva con Jake, que tendrá buen corazón pero es un soberano hipócrita y egocéntrico-. Cincuentones hablando de y teniendo sexo: en eso sí que es original. Quien quiera oír, que oiga.