Sigo cubriendo algunas pelis fuera de cartel hasta que pueda ir al cine (supongo que para ver 'Principe de Persia'). Sobre el film de hoy en cuestión, los que piensan que ‘Sex and the City’ es la cumbre del feminismo cinematográfico es porque no vieron suficientes películas de Nancy Meyers. Esta talentosa escritora y guionista ha hecho una buena cantidad de comedias románticas basadas en el carácter de sus protagonistas, que además no son quinceañeras enamoradizas ni fanáticas del consumismo esperando al hombre de su vida sino profesionales que en cuestiones románticas ya han ido y vuelto miles de veces.
Tomando de ejemplo a la protagonista de ‘Enamorándome de mi ex’, interpretada de maravillas por Meryl Streep, tiene su propio negocio de cafetería al estilo Delicity, está planeando las reformas de su casa con un arquitecto (Steve Martin con la cara llena de botox) que la mira como algo más que una cliente (aunque ella no se da cuenta) y crió a sus hijos casi sola desde que se separó de su marido; la única complicación de su vida es que, después de una noche de alcohol y confesiones, su ex le vuelve a encontrar todo el atractivo y encanto que ya no le ve a su flamante esposa. Al principio Jane ve todo esto como una revancha y deja que el juego siga su curso.
El exmarido y actual amante en cuestión es encarnado por Alec Baldwin que le tocó un personaje difícil y lo lleva muy bien. Es como un niño en un cuerpo enorme (y ya lo he dicho, Baldwin cuanta mas gordo, más talentoso) que en su momento cambió un “juguete viejo” por uno más nuevo y ahora se cansó y quiere volver al anterior. Desde el vamos sabemos con quién se va a quedar Streep porque el personaje de Steve Martin es la representación del nuevo y autentico amor pero eso no quita que Jake sea un personaje mal construido y tirado a menos simplemente por ser “el otro”. Me gustó y agradó esa igualdad.
Por suerte la trama que podría haber sido un estudio tedioso de las relaciones humanas se convierte en algo fresco y divertido gracias a los diálogos y actuaciones. Es una historia bien simple pero sin humor grosero y ni siquiera una puteada. Que ojo, en otro tipo de películas me encantan, pero acá estamos con un recordatorio de lo que son las comedias CLASICAS.
Dudo mucho que sea recordada como una de las grandes películas del año ni que le valga un premio a cualquiera del veterano elenco, más que nada porque hacen su trabajo de taquito, sin esfuerzo y con todo el profesionalismo de sus experiencias, pero si vale la pena verla para disfrutar unas cuantas risas agradables. Nadie pretendía más.