Una nueva contendiente se suma a la siempre interesante categoría de "Mejor película de animación" para los Oscar del 2022. Se trata de "Encanto" una más de Disney (acá sin Pixar) y un nuevo acercamiento a la cultura latina como forma de mostrar un discurso más amplio y pluricultural. Pero a diferencia de "Coco", acá la propuesta que intenta reflejar la cultura colombiana, se limita tan solo a algunos estereotipos rancios y a revolear alguna que otra arepa. Bastante pobre para una película sobre la que había cierta expectativa.
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La historia nos hace viajar a las montañas de lo profundo de Colombia donde habita una familia muy particular de apellido Madrigal. Los Madrigal cuentan con la particularidad de heredar ciertos dones mágicos, que van desde fuerza extrema hasta poder manejar el clima, por ejemplo. Una especie de personajes de la serie "Heroes" pero que cantan y bailan salsa. Sin embargo, no todos los Madrigal corrieron con la misma suerte. La joven Maribel no recibió don alguno y vive aislada y señalada por eso.
Hasta allí comprensible, pero a medida que "Encanto" empieza a jugar sus cartas es cuando aparecen sus principales fallos. El móvil de la protagonista deja de ser comprensible, la historia se destiñe y hasta el mensaje general se vuelve débil y contradictorio.
La decepción es doble cuando ni siquiera los musicales de Lin Manuel Miranda alcanzan a ser memorables. Su rol de parches ante un guión con tantos problemas les impide lucirse, transformandose en una especie de salvavidas de la coherencia narrativa.
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Nadie le podrá quitar a "Encanto" su brillo y todo su colorido. Es más, cabe señalar que el diseño de la casa es fenomenal. Pero si algo es evidente es que no se trata de una cinta destinada a permanecer en la memoria. Paradójicamente, la nueva película de Disney consigue algo inédito: Desencantar.