Encintados

Crítica de Juan Samaja - CineFreaks

La familia, un pequeño país.

La película tiene varios hallazgos que merecen la pena señalarse. El más visual: la hermosa fotografía diseñada por Max Ruggieri, que destaca, sobre todo, en los segmentos de la naturaleza en Cuzco. Pero también cabe destacar la labor actoral de los intérpretes, que aportan, a una historia atípica, una construcción actoral medida, que mantiene el nivel emocional en su magnitud adecuada y justa. Resultan especialmente notables, en este sentido, las actuaciones de Magdyel Ugaz y Ximena Palomino, quienes ofrecen una creación verosímil y cargada de ternura de una pareja homosexual, sin caer en los estereotipos vulgares habituales. También son muy logradas (desde el guion y las actuaciones) las labores de los actores acompañantes, destacándose especialmente (por su función narrativa y el temperamento actoral) la actriz Jely Reategui. Si bien estos roles secundarios responden a estereotipos muy marcados (el rol del padre de Martina, su jefa en el local de ropa, etc, y, hasta podríamos decir esto del propio personaje de Facundo, quien responde a cierto estereotipo de comedia romántica), tales convenciones narrativas cumplen correctamente su lugar en la estructura narrativa, acompañando e impulsando las diversas instancias de la trama.

Finalmente, y aunque la película no tematice la sexualidad como un asunto en sí mismo, sino que trata la maternidad que pretende afrontar –en principio- una pareja no heterosexual, lo atípico de las representaciones no heteronormativas en el canon clásico cinematográfico, es siempre una señal de honesta alegría, sobre todo cuando está abordada con respeto y honestidad narrativa.

El relato tiene, a mi juicio, dos puntos flojos. El primero es un asunto de estructura narrativa, el segundo, un asunto de guion y diseño de los personajes. Comenzaré por este último.

Si bien se ha dicho que los roles secundarios, más cercanos al estereotipo, desempeñan holgadamente su función en el relato de conjunto, creo que se han desaprovechado caracteres narrativos potencialmente interesantes, que podrían haber fortalecido –sobre todo- la estructura cómica del relato, como la ex novia de Facundo (Candela Vetrano), la jefa (Jely Reategui) y el padre de Martina (Sergio Galliani). El desarrollo de estos personajes no sólo hubiese aportado un ritmo interesante al conflicto marco de la trama, para permitir al relato descansar luego de ciertos golpes emocionales, hubiese definido mucho más el perfil genérico de la película en una dirección eminentemente cómica, que está claramente esbozada en cada uno de los componentes. Pero incluso, por fuera de la estructura cómica, algunos personajes podrían haber aportado una nota narrativa, como es el caso del padre de Martina; un curioso señor de conducta pasiva, del que nos enteramos casi al pasar que su mujer (la madre de Martina) los ha abandonado. Tratándose la historia sobre la maternidad, podría haber sido ésta una cuestión de peso a tener en cuenta.

En cuanto al asunto estructural, el desenlace resulta sin duda demasiado abrupto, y si bien alguna escena extra aporta color a la cadencia, queda no obstante flotando cierto desconcierto por la inminente clausura no del todo preparada.