Elogio de la Estupidez: Diviértanse, Entreténgase, No Piensen y Olvídesen
Otra vez la misma dicotomía: ¿es acaso bueno un film que cumple con sus primeros objetivos sin demasiadas intenciones o expectativas? ¿se puede pedir más de un producto tan prefabricado, tan visto, tan olvidable como termina siendo Encuentro Explosivo?
Sí, es divertida, sí, entretiene, se pasa volando, no cae en lugares sentimentales, golpes bajos. No se desvirtúa en los géneros que propone desde un principio.
Es una comedia de acción, de espionaje con dos carilindos un poco veteranos, pero aún así efectivos. La química de ambos ya fue probada y aprobada en Vanilla Sky. James Mangold es uno de los directores por encargo más “regulares”. Tiene mejores y peores películas, pero tampoco es bochornoso… y aún así es difícil encontrarle una identidad artística, ideológica, estética o visual. Y eso que siempre trabaja con Phedon Papamichael, que no es un destacado director de fotografía, pero tampoco se encuentra entre los peores.
La mediocridad de Encuentro Explosivo se encuentra justamente en que no se trata de una película que termine siendo insultada, pero tampoco alabada. Es una película más…
No es acaso horrible tal descripción. Imaginemos tener a James Mangold frente nuestro…
Sí, felicitaciones por Encuentro Explosivo, para pasar el rato y no pensar estuvo bien… ¿Que tipo de elogio es ese?
Todo funciona tan bien… está tan calculado que da asco recordarla. De hecho, ya no me acuerdo de que trataba… ah sí, el famoso Mac Guffin era una fuente de energía eterna. ¿Qué tipo de Mac Guffin es ese?
Pero eso no importa… lo importante es generar una comedia de enredos en medio de una intriga internacional… Perfecto, seguimos con Hitchcock.
Cameron Diaz, logra explotar su faceta humorística, su encanto, su ingenuidad. Nuevamente, la rubia tonta de buena familia, desilusionada amorosamente encuentra a su caballero ideal: un agente erróneamente acusado de ser ladrón (y seguimos con las citas hitchcoianas)
Tom Cruise, en cambio, pone su típica sonrisa: “Confía en mí, sé exactamente lo que hago”. Por suerte esta vez no es un exagerado dramáticamente Ethan Hunt. Hay que reconocer que las comedias lo salvan un poco a Tom de la humillación. Burlarse de los personajes del pasado, no lo convierten en una mejor actor, pero al menos no está la pretensión de tomarse en serio sus personajes e interpretaciones. Por esto mismo es que la mejor actuación de su carrera la hizo en Una Guerra de Película.
Lo que ambos comparten, además de haber trabajado en Vanilla… es que siguen siendo muñecos de torta refinando personajes que ya interpretaron en el pasado. La June Havens (Diaz) de Encuentro Explosivo parece melliza de los personajes que interpretó con mejor o igual solidez en La Boda de mi Mejor Amigo, En sus Zapatos, El Descanso, La Cosa más Dulce… y una larga serie de etc. ¿Dónde está la Diaz que ha sabido sorprender en ¿Quieres Ser John Malkovich? o en La Caja Mortal?
Llega un momento en que las fórmulas empiezan a agotarse. Comedias de espionaje con guerra de sexos incluido venimos viendo en decadencia desde la maravillosa Charada de Stanley Donen con una de las mejores parejas desparejas que ha dado el cine industrial en su historia: Cary Grant y Audrey Hepburn, pasando por la cada vez más subvalorada, pero con momentos de inspiración y seducción sublimes como fue Mentiras Verdaderas de James Cameron.
En la misma, la contrastante pareja compuesta por Schwarzenegger y Jamie Lee Curtis, lograban entretenernos y divertirnos gracias a la precisión del timing humorístico de Cameron, la habilidad de un as de la acción, la gracia de Curtis y varias escenas originales.
Encuentro… sufre de la misma suerte (o incluso peor) que Sr. y Sra. Smith. Si bien, no hay tantos efectos especiales, aunque sí, varias persecuciones dignas del último film de Duro de Matar, esta vez falta inspiración en forma absoluta.
Ni siquiera se destacan los paisajes de los países europeos, por donde la pareja transita sus aventuras/desventuras.
No hay un elenco secundario capaz de destacarse sobre la pareja protagónica. Buenos intérpretes secundarios como Paul Dano, Peter Saarsgard (parece actuar como si estuviera hipnotizado el 100 % de la película), Viola Davis aparecen completamente desperdiciados. El villano principal, lamentablemente no tiene demasiadas escenas para destacarse: se trata del carismático traficante de armas español que interpreta el gran Jordi Molla. Las pocas escenas en las que participa no son suficientes para robarle la película al dúo protagónico, pero al menos supera al resto de los secundarios. Molla demuestra que pueda enfrentarse contra Cruise o Minujín (Juan, en Zenitram) sin despeinarse o cambiar la motivación.
Los gags son efectivos, pero nunca logran trascender. Charada o Mentiras Verdaderas tenías escenas y diálogos inolvidables, que lograron mantenerse en el tiempo, que siguen divirtiendo… El guión de Patrick O’Neill (actor devenido en escritor) no logra una sola línea original. Todos los clisés y lugares comunes imaginables asoman durante los efímeros 108 minutos.
A veces, ver una y otra vez lo mismo puede provocar gracias, si se usa en un contexto o con un argumento más original. Acá no. Todo parece una fórmula demasiado pretenciosa, preconcebida. A estos productos les falta calidez, espontaneidad, improvisación, carisma. Esto no es culpa de Cruise. Por primera vez en mucho tiempo, Tommy no tiene la culpa de haber generado un fracaso comercial – artístico. Pero sí de haber aceptado interpretarlo.
Mangold que venía de haber hecho una muy digna remake de El Tren a las 3:10 a Yuma, confirma que los méritos de la misma provenían de haber tenido un buen guión entre manos, con profundidad interpretativa de parte de Christian Bale y Russel Crowe.
Este director, que había sumado prestigiosas menciones en sus comienzos, y tuvo la tutela del gran Milos Forman, provoca que nos preguntemos como es que la identidad artística es muy relativa en Hollywood. Que los productores y jefe de estudios son demasiado poderosos para permitir que los realizadores se puedan salirse con la suya. O que realmente todo se trate de un bluff. Que las menciones de honor de las escuelas no significan nada. Que ser un potencial director, significa cumplir dignamente los objetivos del estudio.
En Hollywood molesta más “bancar” a un Orson Welles que a un Uwe Bowll, pero después se dan aires de haber sido la cuna de los mismos.
“Tuvimos un gran director como Orson Welles entre manos”. Sí seguro, pero se les escapó por suerte. En su momento no lo querían.
Repito, en Hollywood un gran director es el que hace billetes. Mangold se convirtió en eso.
Pueden cambiar los tiempos, pero las bases del cine pochoclero siguen siendo las mismas: un show de carne, entregas de premios descarnadas: la apariencia, lo discursivo y lo obvio. Y luego una horda de autohomenajes que piensas que sigue importando al público.
Y lamentablemente así es.
Debido a esta forma de concebir la producción cinematográfica es que sales “estos” productos.
Al principio, todo es lindo… todo es espejitos de colores, pero cuando las máscaras se caen, queda el vacío absoluto, la incertidumbre, la insensatez.
Y en esta onda expansiva, los críticos entramos en la vanguardia de la insensibilidad. En el debate si recomendar o no una película porque va a haber un público preciso al que le van a gustar estas películas. Un público que va salir diciendo… “Que buena película. Muy entretenida. Esto es cine”.
Y los cinéfilos no podemos culparlos, no podemos cargar contra ellos, porque alguna vez fuimos iguales… y quizás aún lo somos en cierta forma. Expresamos nuestra gratitud ante un cierto tipo de cine y desechamos otro. Pero al final de cuentas, cada película tiene su público.
Cuando salimos de ver una porquería como Encuentro Explosivo, tratamos de justificar lo que acabamos de ver diciendo: “Sí, estuvo bien… para entretener y nada más…”
¿Podemos ser acaso tan hipócritas? ¿Caer tan bajo? ¿Olvidar por que nos dedicamos a esto?
No, yo no recomiendo Encuentro Explosivo para nadie PORQUE A MI NO ME GUSTO.
Esperaba ver una película ASI y CONFIRME MIS EXPECTATIVAS. Que tristeza no sorprenderme…
Quizás debería dejar de ver trailers, no leer absolutamente un renglón del argumento previamente a entrar en las salas.
La banalización de la expresión artística sigue tocando nuestras billeteras, y seguimos regalando dinero a la banalidad. Estas películas son como placebos para el cerebro. Sucedió lo mismo con Brigada A
Pero es difícil rechazar la tentación. Voy a seguir contradiciéndome, renegando conmigo mismo con igual ahínco porque en mí, el cine es una adicción. Y quiera aceptarlo o no el cine industrial hollywoodense es CINE.
Y se preguntará, ávido lector, porque he llenado casi una carilla con palabras que poco o nada en realidad, tienen que ver con Encuentro Explosivo.
La respuesta es muy simple: me gusta escribir, y si honestamente debería hacer una crítica concisa de la última película de James Mangold, habrían sido apenas dos renglones. Por que honestamente este film con la pareja Cruise / Diaz es un mandato de la estupidización que no puede sostenerse mediante un análisis más extenso que eso.
Como diría el gran modelo del pensamiento humano del siglo XX en adelante, Homero Simpson: “Tu has un cheque, y yo sigo liberando más endorfina”.