Madres movedizas
Cuatro historias que se entrecruzan en torno a los festejos del Día de la Madre. Por un lado está Sandy, madre divorciada en busca de trabajo y olvido; Bradley, un viudo reciente, insoportable y meloso; Jesse, que como fue abandonada por su madre, ahora no quiere casarse con el hombre que ama; y las dos hermanitas, que para horror de sus padres texanos y básicos, una se casó con un indio y la otra con una amiga. Pero bueno, la fórmula del octogenario Marshall (que acredita en su haber dos comedias impecables, como “Mujer bonita” y “Frankie y Johnny”) está en juntar ahora a caras famosas y enlazarlas en una historia con puntos comunes y la mezcla de sonrisitas y lagrimitas. Hace un par hizo algo igual en “Año Nuevo”, con olvidable resultado. Y lo repite aquí, en otra comedia liviana y sin chispa, sin historia ni diálogos filosos ni personajes carismáticos, con un par de escenas que dan pena (la del entrenamiento de fútbol de las chicas; la de la fiesta en la casa del viudo que se cae por el balcón) y que solo alcanza algún sentido en las escenas de los stand up y en algunos remates del final, cuando al menos Marshall se atreve a pedirle a Julia Roberts, una figura decorativa, un poquito de compromiso en el papel de esa madre ausente que ni siquiera sabe alzar una beba. Ambientes elegantes, señoras lindas, tono dulzón, tonterías al por mayor, con personajes que orillan la estupidez y mensaje aleccionador para un film que es una apología de lo políticamente correcto y sólo busca hacer las paces con todo el mundo: indios, lesbianas, gay, texanos, viudos y despechadas.