La sonrisa de mamá
Garry Marshall dirigió algunas de las comedias más famosas de los años 90 (“Mujer bonita”, “Frankie & Johnny”), pero en los últimos años empezó a descansar en la fórmula “comedia-coral-light-con-la-mayor-cantidad-de-estrellas-posible”, y los resultados fueron pobres. Lo hizo en “Día de los enamorados” y “Año nuevo”, y ahora repite el esquema con el Día de la Madre. Ese es título original de “Enredadas... pero felices”, que ya desde el afiche promete una historia más que rosa y edulcorada. Los personajes responden a estereotipos bien marcados: la madre divorciada que colapsa cuando su ex se casa con una chica de 20 años, la empresaria fría y exitosa que aparenta no tener familia, la madre que le oculta a sus padres texanos y conservadores a su marido indio, y el hombre que quedó viudo y hace de madre de sus dos hijas. Todos viven en casas súper confortables, son lindos y estilizados y tienen tiempo de sobra para hacer ejercicio. También se empiezan a cruzar en la vida como si se cruzaran en pasillos de Hollywood. La comedia logra arrancar unas cuantas sonrisas, y eso es valioso, pero la mayor parte del tiempo se pierde en clichés, y desde esos lugares comunes, en lugar de emocionar, sólo provoca muecas compasivas.