La chica del cabello largo
Cada tanto Disney realiza una película genial que cumple con todas las aspiraciones pretendidas y que reafirma su marca distintiva por sobre el resto de la compañías de Hollywood. Es el caso de Enredados (Tangled, 2010) el nuevo cuento de hadas medieval que posee todos los condimentos para convertirse en un nuevo clásico de la productora del ratón Mickey.
Una bebé con extraños poderes en su cabello es secuestrada y encerrada en la torre de un castillo por una bruja malvada. A la edad de 18 años la pequeña Rapunzel (voz de Mandy Moore en la original) tiene ansias de conocer el mundo y decide salir de la torre a espaldas de su madre-secuestradora con su príncipe azul que, paradójicamente no subió a la torre a rescatarla sino a esconderse de un robo que acaba de cometer.
Todos los tópicos Disney se repiten en Enredados: la historia medieval contemporánea, los valores familiares inquebrantables, las estructuras sociales incuestionables, la división del mundo en “buenos” y “malos”. Todos estos componentes hacen que Disney sea Disney, es decir, una marca firme que vende sus productos con la certeza de que los consumidores sepan de ante mano que van a comprar. Cine de género puro. Pero Disney tiene también esa capacidad de reinventarse una y otra vez, haciendo siempre lo mismo pero buscándole -y encontrándole- la vuelta al producto para que tenga la solidez y frescura suficiente para venderse como novedoso y reafirmar la marca una vez más.
Enredados construye su historia desde la metáfora de la madre sobre protectora a la que su hija -en edad adulta- se revela. La conversación entre ambas no tiene desperdicio para ninguna quinceañera. La madre hace gala de su experiencia personal para asustar a su hija de los peligros del “afuera” bajo el lema de “cuidar” a la niña. La chica sintiéndose culpable por desobedecer a su madre llora por los rincones luego. Disney dice “debes revelarte para conocer el mundo pero también debes esperar a la mayoría de edad que te lo permita”. Mensaje conservador teñido de mensaje liberal.
Otra metáfora genial es cuando Rapunzel entra en un bar repleto de hombres “temibles”. Todos tienen el torso desnudo explotando su masculinidad. Aunque no hay mención directa al hecho de que “la niña angelical que acaba de salir del lecho materno se topa con toda la hombría junta” metáfora sexual si las hay, queda relegado al comentario naif de la niña “que olor fuerte que hay en este lugar”. Claro que, al ser una chica “moderna” rápidamente maneja la situación y los hombres “peligrosos” pasan a ser inofensivos y hasta buenos compañeros.
Pero para no extendernos demasiado en un análisis que llevaría varios caracteres, vamos a cerrar esta nota diciendo que Enredados tiene la dosis justa de humor, aventuras, carisma, personajes adorables y moralina –obvio- que hacen que Disney entregue uno de sus mejores productos en mucho tiempo.