Agradable sorpresa en la cartelera. La película que se estrena en el Centro Cultural Recoleta los domingos, dirigida por Macarena Albalustri comienza como un relato personalísimo de búsqueda de recuerdos para asirse a alguien que ya no está. Pero en el devenir la directora termina por construir una historia universal, apoyada por el humor que le impregna, alejándose de estereotipos y lugares comunes. El alter ego que muestra en la pantalla, que entrevista, que mira fotos, que baila y reclama a su memoria una imagen, es una de las sorpresas cinematográficas de la temporada.
Una forma de decir adiós Documental en primera persona, Ensayo de despedida (2016) es una suerte de rompecabezas en el que la propia directora trata de encajar cada una de las piezas para cerrar un duelo que lleva diez años. La muerte de Liza, la gata y fiel compañera de Macarena, vuelve a desenterrar otra muerte. Hace diez años y luego de una larga enfermedad la madre de Macarena Albalustri fallecía y los recuerdos de la despedida están un tanto difusos en su mente. Es a partir de una muerte que la directora retoma el tema de la pérdida para cerrar un duelo y lo hace partir de la indagación del significado de las despedidas. ¿Qué es una despedida? ¿Funcionan de la misma manera en todos los seres humanos? ¿Son como las imaginamos? ¿En nuestros recuerdos existen como sucedieron o cómo hubiésemos queríamos que pasaran? Preguntas que van encontrando respuestas a través de un relato en el que también se arma una historia familiar. Para eso interpela a familiares y amigas de su madre, mientras busca desesperadamente a la psicóloga que atendió a su madre cuando se enteró que irremediablemente se acercaba el fin. Ensayo de despedida es la búsqueda desesperada de respuestas para cerrar las heridas que deja el vacío de lo que ya no está. Es una forma de resignación frente a la muerte, pero fundamentalmente un ensayo sociológico sobre la ausencia.
Y no es tan fácil decir adiós. Un funeral dispara en la protagonista Macarena Albalustri -quien debuta como directora con este documental- la necesidad de revivir la muerte de su madre, fallecida hace ya más de diez años. Es una búsqueda dolorosa. El intento de darle un cierre a ese pasado es lo que la motiva a crear el documental. Esto la llevará a una investigación de material fotográfico, vídeos y anécdotas. Pero sobre todo a preguntarse: ¿Cómo decir adiós? Mas allá de que Ensayo de despedida se trate de una historia personal, es fácil empatizar y sumergirse en el relato. Esto se debe a las llamativas reflexiones que presenta la producción sobre cómo afrontar las relaciones con seres queridos cercanos a la muerte . Es muy interesante ver de qué manera la directora se las ingenia para reconstruir el relato, pese al escaso material con que cuenta. Otro logro inmenso es hacer que nos interesemos en ella, logrando que deseemos acompañarla en su búsqueda (mientras internamente realizamos nuestras propias reflexiones). La vida misma: Esta falta de material podría haberse convertido en un impedimento para realizar este documental. Sin embargo, termina convirtiéndose en un recurso que nos permite ver una historia mucho más real y sentirla cercana. No todas las despedidas tienen grandes discursos o situaciones épicas (como sucede en las películas). En la vida real se suele llegar al final de forma abrupta, dejando en suspenso una historia todavía inconclusa. Ensayo de despedida utiliza unos acertados recursos narrativos como lo son la mezcla de ficción y la voz en off (aunque en algunos momentos suena poco natural) para contarnos esa historia a través de una particular mirada. Otro punto destacable es la buena elección de temas musicales, que acompañan de manera adecuada cada escena. Si bien desde el inicio se nota el sentimiento de melancolía, propio del tema que trata, el humor también se hace presente para rescatarnos de los momentos más duros, convirtiendo la tragedia en una situación agridulce. El documental está muy bien logrado teniendo en cuenta que se trata de una obra de iniciación. Quizás hay detalles mejorables, como el tono de la voz por momentos, que podrían haberse trabajado mejor. Conclusión: Ensayo de despedida es una buena opción para quienes estén interesados en el genero, una propuesta con una reflexión interesante llevada a cabo de manera atractiva.
LO AUTORREFERENCIAL COMO VIRTUD En su documental Ensayo de despedida, Macarena Albalustri construye un relato de tipo autorreferencial, donde a partir de la muerte de su gata, se da cuenta que no ha asumido el fallecimiento de un familiar muy cercano, llevándola a explorar y conjeturar sobre cómo deben ser las despedidas. Lo que se va delineando es un trabajo muy personal donde la realizadora expone su vida en pantalla pero que mediante su acertado tratamiento, logra transmitir que esa historia puede ser la de cualquiera. Lo maternal y sentimental trascienden cualidades estrictamente particulares, para adquirir características bellamente universales. Sin apelar al golpe bajo ni al sentimentalismo cursi y barato, Ensayo de despedida se centra en el difícil proceso de asumir la muerte de un ser querido de manera adulta y sensible, en un producto fresco y atractivo donde la espontaneidad es la base esencial para su éxito.
El largo adios ¿Cómo hacer para que algo del orden de lo particular, e intimo, se desarrolle de manera tal que sirva para la circulación del duelo personal ante la perdida y simultáneamente interese a otro? Esta parecería ser la búsqueda que la directora se establece a priori en la realización de este documental, personal, intimo, y transformarlo en algo universal mientras la acompañamos en el proceso al que nos permite entrar. Con muy buenos recursos narrativos, pocos pero muy bien utilizados. Diálogos, fotos, recuerdos. Toda una reconstrucción. El disparador se pronuncia en la gata de Macarena Albalustri, Liza, hace días inapetente, triste, come poco, juega menos. Se precertifica el temido final, el mismo que la conecta con un duelo no terminado, o la imposibilidad de realizarlo, el de su madre, quien falleció hace una década. Los sonidos del silencio vuelven a producirse, la enfrentan con ese duelo oprimido y opresor. El tiempo cura las heridas pero no las elimina, y cuando vuelven abrirse, duelen, mientras intenta encontrar cuál es el gesto del adiós. Esto hace que deba recurrir a sus referentes familiares, interrogar para reconstruir y despedirse. Todo se empatiza con el entrecruzamiento de una realidad expuesta con la ficción que se establece desde esos recursos mencionados, el desarrollo del guión, las elecciones sobre que poner o como continuar, el mismo montaje es discutido por su realizadora con su equipo, la música, el tono del filme todo.