Una obra significativa más allá de los altibajos narrativos
Una realización imperdible, con guión del conocido Nick Hornby (adaptado de la autobiografía de la periodista Lynn Barber) y dirigida por Lone Scherfig. Scherfig, a diferencia de lo que muchos creen, es una MUJER, ha realizado numerosos cortometrajes, seriales para la radio y series de televisión. Además, esta directora danesa supo cosechar muchísimos premios por sus largometrajes, especialmente por “Italiano para principiantes” (“Italiensk for Begyndere”, 2001), quinta película perteneciente al movimiento Dogma `95.
“Enseñanza de vida”, nominada al Oscar en los runros mejor película y mejor actriz (Carey Mulligan), cuenta como Jenny, una jovencita de casi 17 años, ve “maravillosamente” trastocada su aburrida vida de estudios en los suburbios de Londres a partir de la llegada de David, un excéntrico y sofisticado treintañero que consigue no sólo seducirla a ella sino también a sus padres. El inminente futuro de Jenny en la Universidad de Oxford comienza a tambalear y sólo sus profesoras de escuela parecen preocuparse por ello.
La historia es excelente y aún más el elenco que le da vida a los personajes. Mulligan es toda una revelación, su trabajo es impecable… ¿Y que decir de Alfred Molina? Soberbio. También la pequeña participación de Emma Thompson es contundente, como nos tiene siempre acostumbrados.
Sin embargo, la producción cuenta con varios puntitos flojos y los mismos radican en cierta inconsistencia o contradicciones que se hacen presentes en diversos momentos, ya sea en los diálogos, en el actuar de los personajes, o en la mismísima lógica interna que se supone debería tener todo film. No creo que la “magia” de una obra descanse en la perfección, nada más lejos de ello. Pero cuesta entender cómo los padres de Jenny pasan del control absoluto sobre su hija, a dejarla viajar a París con un casi desconocido. O por qué una jovencita de 16 años, criada a la vieja usanza, a penas si se espanta un poquito al descubrir la verdadera profesión de su galán… A lo largo de la narración no sabemos si estamos ante protagonistas hipócritas, ignorantes, egoístas o inocentes de espíritu. Quizá sean algo de todo ello a la vez, lo cual no estaría nada mal, se parecería mucho a la realidad, incluso a la de los años `60 en donde se desarrolla la historia. Pero como decía antes, Scherfig y Hornby nos dejan muchos cabos sin atar, y no sólo no terminamos de saber que pasa con un personaje menor como el noviecito del comienzo, sino que mucho más grave, no logramos enterarnos si nuestra Jenny alguna vez se enamoró de David o si estuvo solamente interesada en la diversión y snobismo que él le proporcionaba.
Hacia el final, en una escena memorable la protagonista pone en jaque el discurso de la directora de la escuela, sus argumentos son brillantes, la directora queda sin respuesta y nosotros espectadores quedamos suspendidos ante semejante alegato, metidos aún en la historia, pero muy probablemente pensando en nuestra “propia historia”. Son de esos momentos geniales que nos permiten obras que, si al menos no son geniales, poseen escenas que sí lo son. Lamentablemente el efecto dura poco, porque unas escenas después Jenny, como si se tratara de una persona diferente, adhiere desesperadamente al pensamiento de la docente. Las cosas cambian… ¿¿¿Pero tanto???
En fin, repito: aún con las inconsistencias marcadas y algunas más que ustedes mismos podrán encontrar, “Enseñanza de vida” es una muy buena película que debería perfilarse- más allá del resultado en los premios de la Academia- como una de las mejores producciones conocidas en lo que va del año.