Enterrado es una original propuesta que tuvo una inteligente movida "marketinera" que explotó al máximo, justamente, con las innovaciones representadas a lo largo de los 90 minutos de su duración. Lo mejor es que aquí el marketing aplicado no nos juega una mala pasada, como lo ha hecho en varias oportunidades, y la película cumple con todo lo que prometió en sus avances.
El film comienza con una molesta e incómoda secuencia de fondo negro (que luego se repite en varios pasajes), donde de a poco se empieza a "sentir" la respiración del protagonista. A medida que avanzan los segundos éste encuentra un encendedor y allí es cuando se revela su presencia en el ataúd.
Paul Conroy es un conductor de camiones que hace 9 meses desempeña su trabajo en la difícil ciudad de Bagdad. Cuando su flota es atacada, un grupo de guerrilleros, insurgentes, criminales o como se les ocurra llamarlos lo secuestra y lo encierra en el mencionado lugar con un teléfono celular. Obviamente que ese aparato será utilizado para que intente conseguir un millón de dólares, precio que sus captores pusieron a su rescate.
Hay muchos detalles que son revelados en charlas de Paul tratando de ser rescatado. En ningún pasaje podremos ver lo que pasó, debido a que a Rodrigo Cortés decide que nos enteremos de las cosas solamente por medio de las palabras de su absoluto protagonista. Podría haber utilizado un flashback -solo por mencionar algún recurso- para ilustrar mejor esta cuestión, pero hubiera roto el ambiente y la fuerte mística que mantiene la película.
Puede parecer imposible que 90 minutos transurran dentro de un ataúd, pero todo está muy cuidado y llevado a cabo de manera magistral por parte de su director, para que jamás se pierda la tensión generada y que comience a reinar el aburrimiento dentro de nosotros.
Por momentos hay una interesante y graciosa crítica llena de ironía a la burocracia, las empresas, los militares y demás aspectos abordados de muy buena manera por un ingenioso guión escrito por Chris Sparling, que por otro lado representa otro pilar de fuertes cimientos para sostener una película de semejante complejidad.
Quizás la única objeción que tiene Enterrado es la forzada resolución de algunas situaciones, como cuando encuentra mágicamente la traducción en el teléfono en apenas su primer intento.
Volviendo al ambiente, quiero explicar que las escenas están filmadas casi en su totalidad dentro del ataúd y solo se rompe este código en algunos momentos, como por ejemplo cuando la cámara sale hacia arriba en una de las numerosas comunicaciones, que más allá de no convencerme del todo en la apliación, sirivió como una especie de salida al espectador dentro del predominante encierro.
Dos sentimientos reinan bien adentro cuando uno mira Enterrado. El primero y más fuerte es la desesperación que vive el protagonista. Conroy está encerrado allí dentro y debe vivir distintas experiencias, junto a las personas con las que intenta establecer un contacto rápido y efectivo para poder obtener su preciado salvataje.
"Situaciones extremas, requieren medidas extremas" dice el dicho y si la ingeniosa y original idea de Cortés era demostrar un ambiente hostil y real llevado adelante por un asfixiante entorno y potenciado por las sensaciones de un casi único protagonista, necesitaba una actuación que estuviera a la altura de las circunstancias. Es allí que Ryan Reynolds entra en acción cumpliendo magistralmente con la caracterización de su personaje dentro de la película. Cada milimetro de su cuerpo transmite lo terrible del encierro y la desesperación que se pueden sentir al estar enterrado vivo. Sinceramente no esperaba una labor de semejante realismo y es por esto que se merece todos mis apluasos.
Enterrado representa una asfixiante, tensionante y novedosa alternativa en una cartelera carente justamente del segundo adjetivo.