Otra peli sobrevalorada
Enterrado es una de las películas del momento, como lo ha sido en este año El origen, y antes Actividad paranormal, El juego del miedo, El proyecto Blair Witch, Traffic, Belleza americana, Matrix, Memento, Tiempos violentos. Sobre ella se polemiza fuerte. Se la discute mucho, a favor y en contra. Los que la defienden sostienen que es una de las grandes obras de suspenso de los últimos años. Los que la atacan afirman que está llena de agujeros y que es uno de los grandes engaños del marketing cinematográfico de los últimos años. Sin embargo, no es para tanto, ni para un lado ni para el otro.
La premisa del filme es sencilla pero eficaz: un tipo común y corriente aparece encerrado en un ataúd que está enterrado bajo tierra. A medida que van transcurriendo los minutos, nos vamos enterando que ese hombre desesperado es un camionero que trabajaba en Irak, que la caravana que integraba fue atacada por terroristas, que fue secuestrado y que sus captores piden millones de dólares para liberarlo. La única forma de contactarse que tiene es a través de un celular que le dejaron en el cajón, las horas que le quedan de vida son pocas y las chances de sobrevivir menos aún.
Y es aquí donde empiezan las virtudes y los problemas del filme. Cuanto más cerca pone la cámara del personaje, más acierta el director Rodrigo Cortes, ya que comprime el espacio, recarga la tensión y es favorecido por la actuación de Ryan Reynolds, un muchacho que es bastante más que puro músculo: que sea él quien vaya a interpretar a Linterna Verde, y Chris Evans al Capitán América en sendas adaptaciones cinematográficas son dos pequeñas grandes noticias tanto para el cine como para el cómic. Por el contrario, cuanto más cede el realizador a los manierismos y los chiches visuales, explicitando el artificio, más se aleja de la credibilidad y el verosímil.
Algo similar se da con los diálogos y las pequeñas situaciones que se van desarrollando. Algunas son pertinentes, hacen avanzar el relato fluidamente y hasta poseen un cariz de humor negro valioso. Otras no tienen pies ni cabeza: son lugares comunes ya vistos y agotados, que promueven la distancia en una trama que necesita imperiosamente de compromiso por parte del espectador.
Todos estos factores desembocan sobre el final, donde la historia tiene la oportunidad de cerrarse coherentemente, pero elige un cierre igual de oscuro, aunque pretendidamente astuto, donde lo que importa es el impacto, la vuelta de tuerca supuestamente inesperada, antes que el encadenamiento apropiado con el desarrollo del filme. Así, los apuntes ideológicos, por ejemplos, quedan como bajadas de línea forzadas y de trazo grueso.
Enterrado es, al igual que El origen, una película que sirve más para analizar ciertos comportamientos del público y de la crítica, que como objeto de estudio en sí misma. Apenas si tiene vida propia y le queda muy grande la categoría de polémica.