Nuevamente Hollywood
Hollywood como tema: Cautivos del mal, de Vincente Minnelli; Sunset Boulevard, de Billy Wilder; El último magnate, de Elia Kazan; The Player, de Robert Altman; Get Shorty, de Barry Sonnenfeld; Inland Empire, de David Lynch; Maps to the Stars, de David Cronenberg, y muchas más. La mayoría de las veces, miradas críticas, sardónicas y hasta corrosivas. Sin embargo, la demolición absoluta no es tan común: la fascinación por la meca del cine, por la concreción a lo grande del sueño americano, por su delirio de riqueza, por sus costumbres, sus lujos y su lujuria siempre se hace presente. La serie Entourage (2004-2011) de HBO planteó estos temas junto al de la amistad entre un cuarteto liderado por el chico que sería estrella más el manager con olfato y adicto al trabajo.
En Entourage-La película, Vince, la estrella; su medio hermano eterno aspirante a actor Johnny Drama, más sus amigos Eric y Turtle empiezan en una fiesta en el agua en Ibiza y enseguida vuelven a Hollywood porque Ari Gold regresa de su retiro para manejar sus propios proyectos en un estudio. El primer proyecto será, claro, una película protagonizada por Vince, que además quiere debutar en la dirección. Entourage-La película será el derrotero de la producción (sobre todo de la posproducción), el enfrentamiento con los inversores y los vaivenes amorosos y sexuales del cuarteto.
El ritmo vertiginoso de las situaciones se materializa si uno acepta los planos industriales de la pantalla chica "de calidad", y los chistes empiezan a acertar cuando uno se acostumbra a cierto exceso televisivo de los actores (menos uno). Hay algunas dosis de chicas desnudas (aunque con momentos de ridícula conciencia de la cámara, con sábanas que tapan lo que no debieran), adocenados planos de "fiesta" y lo que se espera como marca del producto (que incluye muchas marcas de lujo). También hay estrellas diversas en pequeños papeles y hasta en cameos. Y también una de las variantes contemporáneas de la acidez cómica: chistes que revientan la corrección política porque se hacen desde la conciencia del zeitgeist contemporáneo occidental; por ejemplo, los chistes homofóbicos y racistas se profieren mientras se organiza la boda gay del oriental Lloyd. Si todo finalmente fluye y divierte se debe en gran parte a que Ari Gold, como en la serie, es interpretado por Jeremy Piven, uno de esos eternos secundarios brillantes (Heat, Grosse Pointe Blank, Malos pensamientos, entre decenas) que ha encontrado la oportunidad de brillar en un personaje que le ha permitido liberar su energía cómica y su talento para la velocidad.