[REVIEW] Entre la razón y la locura.
La colosal tarea de crear el primer diccionario de lengua inglesa toma vida en este film protagonizado por Mel Gibson y Sean Penn.
Todos sabemos que cada idioma posee una cantidad inmensa de palabras, muchas incluso que ni conocemos. Pero si nos ponemos a pensar, alguien debe haberlas catalogado. Imaginen tomar todas las palabras del idioma castellano y recopilarlas, una por una, a mano, buscado sus etimologías y cambios a través de los años…todo ello sin la posibilidad de utilizar computadoras y/o internet.
Esa es la historia que nos presentan aquí: como el diccionario del idioma inglés de Oxford (o The Oxford English Dictionary) tomó forma, quienes fueron sus responsables y quienes sus detractores. Y quienes literalmente dedicaron su vida a la tarea de definir todas las palabras de un idioma (que en esta caso, y hasta la última versión, posee 700.000 entradas).
En Entre la Razón y la Locura, vemos como un autodidacta de las lenguas, James Murray (Mel Gibson), se pone a los hombros la inmesurable tarea de lograr lo que hasta el momento se cree imposible: compaginar todas las palabras del idioma inglés en un libro condensatorio.
Lo importante es que tiene un plan: pedirle ayuda a toda persona lectora de habla inglesa a la que se le pueda alcanzar. Ellos deben buscar las palabras inusuales y darles una cita, ayudarlos a trazar la historia de la misma.
Para sorpresa de todos, una persona en particular toma interés en esta tarea y pone todo su empeño en llevarla a cabo. Claro, esto se debe a que el Dr. William C. Minor (Sean Penn) está preso en un manicomio por homicidio. Debido a que mató a un inocente por confundirlo con alguien de su pasado.
El film recorre no solo la creación de lo que es uno de los diccionarios más importantes del mundo, sino también la relación de dos hombres que, probablemente, no se hubieran conocido de otra forma. A todo esto hay que sumarle la relación que se irá desarrollando entre Minor y su psicólogo (Stephen Dillane), entre Minor y la viuda de su víctima (Natalie Dormer) e incluso entre Dormer, Murray y Eddie Marsan, quien hace de Muncie, el guardia en jefe del manicomio.
Es esta suma de relaciones las que hacen al film interesante. Minor, cuando está lúcido, es tan inteligente como pocos y se gana el respeto de los guardias al salvarle la vida a un joven que queda atrapado bajo una reja. Ni siquiera la viuda puede, una vez que lo conoce, odiarlo. Principalmente, porque el hombre está consciente de que se equivocó de persona y nunca se considera injustamente tratado porque, según sus propias palabras, el mató a un hombre.
Como toda gran empresa de la historia, la creación del diccionario de Oxford tuvo también sus interesados y sus detractores y, obviamente, aquellos que querían poner sus intereses económicos sobre los de los intelectuales. Y son estos los que llevarán a Murray a dudar de su capacidad y de su alianza con Minor.
Pero al final del día, ambos hombres descubren en su fortuito una persona similar en intereses y en objetivos, alguien con quien compartir las pasiones intelectuales que a veces no son comprendidas por todos. Y es esta unión la que, eventualmente, le traerá a ambos más de los que nunca imaginaron, además de un gran diccionario.
La historia es la gran estrella del film, incluso contando los actores que la interpretan, ya que logra que algo tan inocuo y aparentemente aburrido como la creación de un diccionario sea interesante. Peca un poco de lenta de a momentos, pero solo de a momentos. Y además está acompañada por una selección de locaciones espectaculares, como suelen proveer las películas de época inglesas.
Entre la Razón y la Locura nos trae una historia que demuestra lo volátil que puede ser la condición humana y lo inesperado de la misma, que nos puede traer amigos y más en los momentos más oscuros y de los rincones menos esperados.