Suele suceder: una película mediocre, sin ningún momento inspirado, es conjurada parcialmente por la historia que cobija y desmañadamente ilustra. En ciertas ocasiones, prevalece una huella de una experiencia vivida, una reserva de la verdad histórica de la que fueron protagonistas algunos hombres y mujeres, cuya sola invocación y, por consiguiente, escenificación, puede conmover aun bajo recursos estéticos impropios. No es otra cosa lo que sucede en Entre la razón y la locura (The Professor and the Madman), ópera prima de Farhad Safinia. El film padece de todos los convencionalismos que aquejan a las películas con temas importantes; su trama, paradójicamente, intenta cuestionar la salvaguarda de las convenciones; la distancia entre forma y relato no podría ser mayor.