Hercule Poirot… Jacques Clouseau… y, a partir de ahora, Benoit Blanc. Otro super sabueso con un cerebro de aquellos y nombre francés (ok, lo de Clouseau es un chiste aunque el tipo siempre se las apañaba para resolver los casos de una forma u otra). La gracia en este caso es que a) el detective de nombre galo es de Kentucky y b) lo interpreta un británico que, para colmo, se regocija con su rebuscado acento sureño estadounidense. Y se nota que Daniel Craig disfruta como loco con el papel. Es como el primo mas urbano de la versión vaquera de Jeff Bridges (¿alguno recuerda su gloriosa sobreactuación en RIPD o Hell or High Water?). Ya Craig se había anotado un poroto con su rol de Joe Bang en Logan Lucky (que algún día podré terminar de verla) y acá le toca otro de tonada campesina pero de modales tan afectados que uno debe esperar a que termine una larga perorata de cinco minutos (como la delirante imagen de la dona dentro de la dona) para intentar captar lo que pretende decir. Y cuando se enoja y habla rápido, prácticamente no se le entiende. Se le enredan las palabras en su lengua.
Por supuesto un personaje peculiar no hace de por si solo a un filme, pero Knives Out (Cuchillos Afuera, como cuando en el boxeo dicen “segundos afuera!” y dan luz verde para que los peleadores se destrocen en el ring) está plagado de ellos. Don Johnson – que viene remontando su carrera de manera olímpica – que hace de conservador racista y mujeriego, Jamie Lee Curtis como su cínica esposa, Michael Shannon como el fracasado al cual papi le tuvo que inventar un trabajo para que viva de algo, su hijo manuelero y nazi, la nuera viuda (Toni Colette) que está detrás de la fortuna, y el nieto playboy que es un tiro al aire (Chris Evans, intentando sintonizar su cómico interior como en la época de Los 4 Fantásticos), ninguno de los cuales se soporta y menos en un cuarto cerrado. Y está Christopher Plummer – glorioso, en 10 minutos en escena el tipo tiene mas carisma que todo el elenco junto – que es el escritor de novelas policiales de gran fama e increíble fortuna tras la cual están todos estos buitres. Por supuesto Plummer cuenta con una aliada: su super honesta enfermera Marta (Ana De Armas, que no solo tiene una química excelente con Plummer sino que brilla en cada escena en que aparece), la cual es incapaz físicamente de mentir ya que cualquier calumnia la obliga a vomitar. Plummer aparece muerto – ¿suicidado? – y los policías investigan con su santa pachorra pero es Blanc (Craig) – al cual alguien contrató anónimamente para que investigue el caso – el único que piensa que hay gato encerrado y que el suicidio no es lo que parece.
Usualmente no soy fan de los thrillers de Agatha Christie – son plomizos, largos y tan elitistas… la gente rica mata por aburrimiento! – aunque reconozco que una densa y sólida trama policial, en manos del director adecuado, puede convertirse en una maravilla. Lo hizo Kenneth Branagh con su remake de Asesinato en el Orient Express y lo hace ahora Rian Johnson – lamiéndose sus heridas después de pasar por la franquicia de Star Wars – con Knives Out. El filme empieza con un whodunit a lo Agatha Christie… pero a los 30 minutos hay una revelación y la película pasa a convertirse en una de Columbo, de esas en donde sabemos quién es el asesino y vemos como el detective lo acosa mientras intenta esconder pruebas a lo loco (acá hay un par de momentos muy graciosos en tal sentido). Si ya sabemos quien es el responsable, ¿para qué seguimos con el misterio?.
Entre Navajas y Secretos está plagada de vueltas de tuerca que, lo mejor de todo, se pueden seguir. Hay mucho chiste sutil intercalado – sobre todo, todo lo que tiene que ver con el volátil carácter de los herederos de Harlan Thrombey, sea el que ninguno acierta con la nacionalidad del personaje de Ana De Armas (lo que demuestra el desdén con que la tratan) hasta todo tipo de sugerencias, amenazas y mentiras que surgen después de leer el testamento del personaje de Plummer -, y bastantes sorpresas que no se ven venir. Hablar cualquier otra cosa sería revelar demasiado sobre un película que debe disfrutarse. Y sip, viene una segunda parte – bah, una nueva aventura de Benoit Blanc, el investigador con nombre de fino vino blanco – en camino, la cual espero con mucha ansiedad.