Auspicioso regreso de la detectivesca y al nacimiento de un nuevo personaje
“Volvió el policial” podría ser el entusiasta resumen de la sensación que provoca ver éste estreno. A dos jueves de terminar la temporada 2019, y con tres flamantes nominaciones a los Globos de Oro a entregarse el próximo 05 de enero, llega a la cartelera vernácula una nueva propuesta de misterio, detectives, una herencia, humor e intriga: “Entre navajas y secretos”. Eso sí, a priori tres cosas no ayudaban demasiado a dicho entusiasmo: el tráiler no generaba interés alguno, la traducción local del título que remite a una mala comedia sobre barberías, y el poster de difusión que parece una cruza entre Glee con una campaña de Benetton.
A todo esto sobrevive el nuevo opus de Rian Johnson que pese al eclecticismo temático de su filmografía, siempre se las arregla para entregar productos interesantes y bien acabados, empezando por “Los estafadores” (2008), la notable “Looper: asesinos del futuro” (2012), y claro, todo el tinte épico de la ante última entrega de “Star Wars, Los últimos Jedi” en 2017. Lejos de los viajes en el tiempo y las espadas laser, el marilandés se metió de lleno a construir una pequeña gema de detectives que nos lleva a las mejores épocas de las novelas clásicas de Agatha Christie, que por lo general estaban cortadas por la misma entretenida tijera.
Mansión de familia de mucha plata. Los Thrombeys son tradicionales y reconocidos hijos de un gran escritor de, precisamente, novelas de misterio desde hace muchos años pero… Un día el viejo Harlan (Christopher Plummer), posterior al festejo de su cumpleaños para el cual convoca a toda la familia, aparece muerto en su recámara, en lo que a pies juntillas parece ser un suicidio. Sin embargo, el Teniente Elliot (brillante, Lakeith Stanfield) debe hacer las preguntas de rigor a los integrantes de la familia. Uno de los interrogatorios con más humor que se pueda apreciar. Un humor que mana de un brillante elenco ocupado en dotar a sus personajes cierta sensación en donde conviven la culpa y la conveniente elección de las palabras para tratar de no mostrar sus verdaderos colores. Así, pasan su hija Linda (Jamie Lee Curtis), su intragable esposo Richard (Don Johnson), el vástago de ambos, Ransom (Chris Evans), Walt (Michael Shannon), el hijo que maneja la parte de publicación de las novelas de su ahora difunto padre y la hijastra Joni (Toni Collette) que salva su sensación de ninguneada quedándose con algún vuelto.
Pero más allá de estos integrantes que por supuesto están interesados en saber qué va a pasar con la herencia, el guión del propio director centra el eje de su misterio en Marta Cabrera (Ana de Armas), la enfermera que con mucha paciencia cuidaba desde hacía bastante al viejo, y se había convertido no sólo en su ayudante sino en su persona de confianza. Cuando un guión de este género está bien escrito, como en éste caso, el espectador no puede evitar estar como en un andén, mirando el humo que está hacia el sur cuando en realidad el tren viene del norte. Todas las pistas están ahí para ser develadas con buen razonamiento, pero las genuinas distracciones hacen la verdadera magia.
Por supuesto, esta historia tiene a su Sherlock, su Poirot, que en esta ocasión se llama Benoit Blanc (Daniel Craig). Este detective es presentado como “un consejero” para la dupla de policías que investiga el caso, pero tendrá eventualmente mucha más injerencia en la trama, en especial cuando esta pretende inclinarse hacia él como el dueño de la información. En él y en Marta están los verdaderos héroes de esta notable resurrección del género, más allá de la remake de “Crimen en el Expreso de Oriente” estrenada hace un par de años.
A destacar varios trabajos en cuanto a la dirección de arte, banda sonora, y una estupenda fotografía de Steve Yedlin. Todo en este estreno funciona como un relojito y si antes destacamos en elenco completo, lo cierto es Ana de Armas, a quien vimos antes en “Blade Runner 2049” (2017), realiza un trabajo superlativo en esa constante expresión de mujer abrumada por el poder de los integrantes de la adinerada familia. porque en este trabajo actoral es donde encontramos la crítica social al cinismo de la clase alta. Ana de Armas ofrece certezas a lo que su personaje sabe, pero envuelta en una creciente fragilidad que transmite con sus expresiones y su cuerpo. Daniel Craig, a quien veremos en el próximo James Bond, funciona como un gran contraste frente a semejante caso, y su trabajo es preciso y a la vez muy intuitivo. Claro que gracias a una potente dirección de actores el trabajo se ve amalgamado y muy bien balanceado.
Un auspicioso y saludable regreso de la película detectivesca que presagia el nacimiento de un personaje que vino para quedarse. Vaya al cine. Diviértase