Joven y reconocido actor (en los últimos años trabajó en films como E l origen, 50/50, Batman: El caballero de la noche asciende, Looper: Asesinos del futuro y Lincoln ), Joseph Gordon-Levitt debuta como guionista y director con una provocadora y despiadada mirada a la sexualidad masculina. Es que bajo la pátina externa de comedia cínica y cool (su aspecto menos logrado), Entre sus manos esconde lo que es su verdadera esencia y su principal hallazgo: un retrato casi etnográfico sobre los jóvenes de hoy, con sus obsesiones, miedos y miserias a cuestas.
El propio Gordon-Levitt interpreta a Jon Martello, un atractivo muchacho de Nueva Jersey que, si bien es todo un Don Juan (no hay chica que se le resista cuando sale de "caza" en los clubes nocturnos), se convierte en un adicto al porno en Internet. En las primeras escenas del film, el protagonista -31 años, de familia católica, con look y cuerpo de marine trabajado en horas de gimnasio- explicará todas y cada una de las ventajas de masturbarse frente a la pantalla de la laptop antes que soportar las exigencias y defectos de cada una de sus conquistas amorosas.
Así planteadas las cosas, el lector (especialmente la lectora) pensará que estamos ante una película machista y misógina, pero no es así. Es que las cosas cambian por completo cuando Jon se enamora de Bárbara (notable Scarlett Johansson), una hermosa y voluptuosa joven que poco a poco empezará a mostrar su costado más dictatorial y manipulatorio, y -así- nuestro antihéroe pasará de dominador a dominado, el otrora arrogante seductor devenido en hombre sumiso, el cazador-cazado.
Más allá de algunos lugares comunes y estereotipos a la hora de plantear las diferencias entre ambos (que se condensan, por ejemplo, en los opuestos gustos cinematográficos), el film funciona muy bien en su primera mitad gracias a un humor filoso e imágenes (de irónica estética publicitaria) bastante audaces para los cánones actuales de Hollywood.
El problema es que en la segunda parte -cuando los roces entre Jon y Barbara y las mentiras de él ponen en crisis la relación- aparece en escena una mujer madura de pasado trágico (la siempre dúctil Julianne Moore) y allí la película entra en una zona bastante más convencional, supuestamente sensible y demasiado aleccionadora. De todas formas, Gordon-Levitt sostiene siempre el relato con inteligencia y dignidad, se muestra como un gran director de actores (se lucen Tony Danza y Glenne Headly como sus padres y Brie Larson como su hermana Monica), y termina construyendo un incisivo ensayo sobre los cambios en las formas tradicionales de la masculinidad. Otra estrella de Hollywood que demuestra que tiene un promisorio futuro también detrás de cámara.