Con una larga carrera como actor desde muy pequeño, Joseph Gordon-Levitt empezó hace pocos años a probar suerte detrás de cámaras. Tras varios cortos, ENTRE SUS MANOS marca su opera prima como director de un largometraje que también protagoniza. La película, que estuvo en festivales como Sundance y Berlín en 2013, se estrena curiosamente ahora en Argentina. Curiosamente porque llega poco cine independiente americano de este tipo aquí y es seguramente la participación de Scarlett Johansson la que “ayudó” en ese sentido.
La película, como el no muy sutil título local lo deja bastante en claro, cuenta la historia de un hombre que, pese a tener todas las chicas que desea, prefiere toda la vida masturbarse mirando porno online en el living de su casa. En la voz en off casi scorseseana que recorre casi toda la narración, Jon (Gordon-Levitt, obviamente) cuenta su vida cotidiana de muchacho musculoso de barrio (New Jersey) a lo Tony Manero: mucho gimnasio, amigos, familia, iglesia y salidas a las noches a boliches en las que, inevitablemente, termina llevándose a una chica a su casa solo para darse cuenta -en el medio de la misma noche- que prefiere toda la vida, digamos, hacer la suya.
don-jon-7El tema es que el asunto se volvió ya una adicción, una que empieza a complicarle su vida social. El problema crece cuando conoce a una chica que le gusta en serio (Scarlett Johansson, más sexy que nunca) pero que no consigue del todo hacerle olvidar su “pasión”. Ella no solo lo descubre “con las manos en la masa” (no pude evitarlo), sino que le dice que si sigue consumiendo porno lo va a dejar. Es solo el principio de una serie de cambios y de crisis que irá viviendo Don, que incluyen empezar un curso laboral en el que conoce a una algo curiosa mujer un poco mayor que él que interpreta Julianne Moore.
Gordon-Levitt no es lo que se dice sutil como realizador. La película apunta por momentos al humor más grueso (su familia es particularmente caricaturesca) y es claro desde el principio que hay un cierto tono entre condescendiente y burlón respecto a casi todos los personajes y sus vicios y costumbres cotidianas. Ciertos recursos estéticos -como un montaje repetitivo, musical, clipero- aparecen como simpáticos en un principio, pero se vuelven excesivamente reiterativos sobre el final.
DON JONEso no quita que ENTRE SUS MANOS no tenga sus muy buenos momentos, empezando por algunos detalles específicos de la vida de Jon con los que muchos se sentirán identificados: la dificultad para establecer relaciones serias y perder la independencia, la presión y las tensas relaciones familiares (con la tele siempre puesta en algún canal deportivo) y las peleas que más de uno tendrá con novias que intentan cambiarle las costumbres. Pero el asunto no evoluciona más allá de algunas posibles sonrisas de reconocimiento: al rato es evidente que la película no pasará de ahí ni intentará explorar más a fondo la, aseguran, creciente adicción a la pornografía online.
En una película y unos personajes que tienen la estética de un Megatlón cinematográfico (el gimnasio es casi lo más importante para Don después de su casa y su porno), al menos Gordon-Levitt aprovecha para convertir a la habitualmente un poco distante y misteriosa Johansson en un “minón de barrio”, con duro acento de New Jersey y todo. Con el correr de los minutos vendrá, claro, el conflicto y la posible “redención”, que vendría a ser algo así como que Jon se saque el barrio de encima y se vuelva un hombre que acepte su lado femenino, respete más a las mujeres, etc, etc. El cambio de tono es tardío y si bien otorga algunos buenos momentos (cortesía de Julianne Moore) no alcanza a justificar del todo el recorrido.