Apta para reducido público.
El debut de Joseph Gordon-Levitt como director de un largometraje es admirable desde múltiples aristas. Don Jon es una comedia atípica, extrovertida, provocadora y ciertamente no apta para todo público. Esto último no significa que sea solo una película para adultos –lo que efectivamente es–, sino que no es una película para todo el mundo.
Sin connotaciones machistas, Don Jon es un filme que será disfrutado preferentemente por hombres. Su humor es extremadamente vulgar, y aunque no sea explícito, sí es agresivo a los ojos, gracias a una dirección sinceramente magistral por parte de su protagonista. Gordon-Levitt busca impactar al espectador visualmente y lo logra, desplegando una muy buena fotografía, pero sobre todo, una magnífica edición.
La película también muestra un guion original, lo que aporta una frescura extra al relato. La historia propuesta no es solamente atrevida, sino también atípica en contenido, aunque fundamentalmente en la forma en que se cuenta. Dentro de su notoria extroversión, Don Jon esconde sutilezas; mensajes ocultos que alcanzan una profundidad insospechada cuando uno se pone a pensar en ellos.
Por último, las actuaciones. La transformación de Gordon-Levitt es lo más destacado en materia dramática, porque el flaquito al que estamos acostumbrados aumentó varios kilos de músculos para interpretar a su alter ego, Jon. Al cambio de aspecto se le suman modificaciones radicales en lo gestual y lo oral, adaptando su acento y sus formas al de un típico norteamericano de marcada descendencia italiana. Acompañan en el reparto Scarlett Johansson y Julianne Moore, quienes también muestran interpretaciones brillantes.
Don Jon incomoda, sorprende y nos hace reír durante su hora media de duración, con una historia provocadora y personajes entretenidos. Es una gran comedia que brilla en lo técnico y se destaca por su originalidad.