"Y me refiero ahí abajo" pareciera sugerir la traducción de la nueva película dirigida, escrita e interpretada por Joseph Gordon-Levitt. Don Jon (tal su título original) cuenta la historia de un joven típico italoamericano promedio que ocupa sus días entre sus amigos, sus mujeres, su familia, su auto, su iglesia y sobre todo su amada pornografía. A Jon Martello le gusta salir de parranda con amigos a fiestas y bares en donde encuentra divertido calificar a las mujeres con valores del 1 al 10 basándose únicamente en su atractivo físico. Su promedio habitual de "levante" suele rondar entre ochos y nueves, nunca menos, y eso es lo que lo convierte entre su pandilla en el legítimo Don Juan. Pero un día se cruza a la guapa Barbara (Scarlett Johansson), un auténtico e indiscutible 10 y su vida cambiará para siempre, o al menos eso es lo que él cree.
Pero resulta que el amor verdadero es mucho más que ochos, nueves y diez, porque a pesar de su romance idílico con la mujer perfecta, Jon descubre que no hay nada tan bueno como su pornografía. Y es que verlo en una pantalla es más higiénico, menos pegajoso y hasta más excitante, ya que sus novias de internet son incondicionales y están dispuestas a hacer cosas a cualquier hora que ninguna novia de la vida real se animaría a hacer. El problema de Jon es que él cree que encontrando al 10 perfecto con el que ha soñado toda su vida sus frustraciones y su ansia por la pornografía se acabará, sin embargo no es tan así. Su relación con Barbara no reduce en lo absoluto su onanismo, y por el contrario complejiza su situación en la que se ve obligado a hacer lo que muchos de los hombres harían al ser arrinconado por su novia bajo acusaciones de ver pornografía: mentir.
Entre sus manos parece ser el producto de un ejercicio puramente estructuralista en el cual todo lo que se cuenta ya lo hemos visto en cine, televisión y en la cultura popular en general (además de vivido en primera, segunda y tercera persona en muchos casos). Pero claramente la intención del debutante director es exactamente esa, mostrar la tediosa vida de un personaje promedio de la gran pantalla. Un personaje que carece de todo tipo de espontaneidad y actúa con una frialdad enajenante. Que es exactamente la misma sensación que provoca la película. Se trata de un relato timido que intenta alcanzar cierta frescura dentro de un género enfermo de vulgaridad y pocas ideas, pero el inconveniente es que se queda a medio camino.