George Miller un poco alejado de la acción oscura y trepidante de “Mad Max: Fury” se toma una tregua mágica en tono de fábula que permite un despliegue fantástico de creatividad y efectos especiales que rondan a los dos magnéticos protagonistas: Tildan Swinton e Idris Elba. Esa relación entre una experta en narrativa y tradiciones que está en Estambul y se trae del Gran Bazar un botellón particular, promete y cumple con las expectativas. Claro que del envase emerge un genio con la fuerza y magnetismo de Elba que clama por su liberación definitiva y le concede tres deseos que ella toma con cautela. Deseos que los llevan como los cuentos de Las mil y una noches, a la corte del rey Salomón, al harén del sultán Suleiman y a las cuitas de la esposa de un comerciante. Es un argumento que se transforma en el soporte de la originalidad, colores y efectos que hay que ver en un cine, con el entretenimiento liviano de la aventura que se aparta del cliché, y la propuesta de dejarse llevar por una fantasía desbocada.