Viaje surrealista a un mundo ideal.
El director australiano George Miller ganó fama y prestigio a fines del siglo pasado gracias a su enorme y acertada labor en la dirección en la saga postapocalíptica Mad Max conformada por Mad Max (1979); Mad Max 2: El guerrero del camino (1981); Mad Max 3: Más allá de la cúpula del trueno (1985) y la más contemporánea Mad Max: Furia en el camino (2015). Esta serie de películas de culto, todas dirigidas por Miller, siguen la historia de Max Rockatansky (personificado por un joven, novato y vital Mel Gibson), un policía de la carretera australiana que tratará de sobrevivir en un en un futuro distópico y deshumanizado. Posteriormente en el año 1987, Miller decide correrse del cine de acción y la brutalidad de esta saga y filma su primera película dentro del género fantástico: Las brujas de Eastwick, con elenco estelar encabezado por Susan Sarandon, Michelle Pfeiffer, la cantante y actriz Cher, Jack Nicholson, entre otros. Tres aburridas mujeres norteamericanas, hartas de esperar a su príncipe azul, una noche de lluvia lo invocan y con resultados muy sorprendentes. Está simpática comedia de terror, ciencia-ficción y fantasía, demostró nuevamente que George Miller es un realizador creativo, personal y que no rehúye de los excesos, con la simple misión de entretener al espectador.
Este año 2022, el realizador australiano de 77 años vuelve después de mucho tiempo a filmar otro relato de fantasía, una encantadora fábula acerca de los deseos humanos llamada Érase una vez un genio, protagonizada por Tilda Swinton e Idris Elba. Su trama, entre extraña y hasta por momentos extrovertida, nos presenta a la Dra. Alithea Binnie (Swinton), una profesora de letras que se dedica a enseñar el arte de la narración a sus alumnos. Decepcionada tras un engaño amoroso, viajará a Estambul para participar de una famosa convención acerca de leyendas y mitos. Siendo una mujer muy inteligente, pero risueña, en un paseo por una feria artesanal local compra una bella y gastada botella antigua. Menuda sorpresa se llevará cuando al llegar a su habitación de hotel, que casualmente fue la misma dónde la autora Agatha Christie escribió su novela «Asesinato en el Expreso de Oriente», al abrir la botella salga de ella un enorme y atractivo djinn (Idris Elba), que le comenta que le concederá los tres deseos que le pida. Pero ella, una docente que ha leído mucho sobre historia de la fantasía a través de la literatura, le dice que según los mitos todo lo que le pida resultará mal. De allí en adelante todo podrá pasar en esta historia sobrenatural de magos, hechizos y hasta de romance.
Érase una vez un genio es una película que se disfruta y mucho. La creatividad visual y la fuerza narrativa de George Miller, como se puede apreciar en la saga Mad Max, afortunadamente siguen intacta, y las diferentes historias que se irán contando, mágicas y sobre un mundo pasado de reyes y seres mitológicos, nos transportarán por un rato a un mundo ideal. La realidad pasará a ser una mera circunstancia y el romance entre estos seres tan diferentes (una cerebral doctora en letras y un inmortal y magnético Genio de la botella, así como de los actores que la interpretan, Swinton y Elba) nos demostrará que en este universo sobrenatural nada es imposible, ni mucho menos previsible. Quizás la conexión entre el deseo, los mitos y el amor más profundo que habita en este muy recomendable cuento de hadas moderno (a su vez una transposición de Miller del relato “The Djinn in the Nightingale’s Eye”, de A.S. Byatt), sea la base de todo.