Iván Vescovo nos trae en su ópera prima un policial negro disfrazado de drama romántico que narra la historia de un muchacho que haría cualquier cosa por recuperar a su amada.
Ulises es un fotógrafo que el mismo día que su novia lo deja conoce a Alma, una hermosa muchacha que lo cautiva con sus encantos. De repente, cuando todo parece ir bien entre los dos, ella desaparece sin dejar rastro. A partir de ese momento Ulises la buscará en todos sus ámbitos sin resultados hasta que la hermana de Alma se presenta en su casa.
Con esta temática, el joven director nos trae un Film Noir encubierto de drama amoroso, frenético y que no da lugar al aburrimiento, ni a la pérdida de atención.
Una fotografía granulosa y en blanco-negro con mucho contraste nos da un ambiente misterioso donde nada parece ser lo que parece. La errata, aquel error de la literatura impresa, encuentra en este relato la excusa perfecta para transcender de su mundo de palabras al de la realidad (o supuesta realidad) de estos personajes de carne y hueso.
Las referencias literarias son necesariamente constantes y parecen ayudarnos a entender este relato no lineal que salta permanentemente en tiempo y espacio, aunque por momentos el espectador se puede sentir despistado cuando el clima onírico desdibuja los límites de lo que puede ser la realidad.
Un acierto es la incorporación de actores consagrados en papeles secundarios: Claudio Tolcachir, Arturo Goetz, Federico D`Elia y Boy Olmi. Ellos hacen que la historia se sostenga y que no caiga todo su peso en las correctas actuaciones de los protagonistas Nicolás Woller y Guadalupe Docampo.
La música hipnótica de los Bauer es un gran acompañamiento y completa los climas que la tensión de la historia necesita y junto con el complejo montaje cierran un film que supera las expectativas de un primer ensayo cinematográfico.
En un cine donde se tiende a la simpleza y a los dramas costumbristas Errata es una muestra que hay posibilidades de contar otras historias sin gastar un dineral. Lo importante es que hay una idea y Errata la tiene. Y la idea está bien nutrida desde lo estético y con la forma que Iván Vescovo quiso contarla.
La complicada empresa en la que se embarcó el joven director y todo su equipo tiene un balance más que positivo y dejará a más de uno sorprendido por lo interesante de la propuesta. En la catarata de estrenos que tenemos semana a semana es bueno encontrarse con este film que es una muestra más que el cine argentino también puede pasar por otros lados.