El realizador chino conocido por películas como “Más allá de las montañas” (2015) y “Naturaleza Muerta” (2006) nos trae este melodrama que muestra una historia de pareja a lo largo del tiempo y cómo va atravesando/sorteando dificultades tanto personales como socioculturales relacionadas con la actualidad del país y la zona en la que residen.
El largometraje cuenta una historia que se divide en tres partes en un período de tiempo prolongado (desde 2001 a 2018) donde se nos narran las desventuras de una mujer que se enamora del líder de una agrupación de gángsters que desarrolla sus actividades en el seno de la sociedad china. Qiao (Zhao Tao) está enamorada de Bin (Liao Fan), cabecilla de la mafia local de Datong. Cuando Bin es atacado por una pandilla rival, Qiao se defiende y dispara varias veces. Es condenada a cinco años de cárcel. Tras cumplir su pena, Qiao busca a Bin e intenta volver con él. Pero él no quiere seguirla. Diez años más tarde, en Datong, Qiao sigue soltera y ha salido adelante manteniéndose fiel a los valores de la mafia. Pero Bin, cansado de la vida, regresa buscándola, a la única persona a la que ha amado.
El cine de Jia Zhang Ke es muy personal, sensible y activista respecto a las cuestiones sociales que tienen preponderancia en el país asiático. En esta oportunidad, el opus del director se encargó de enfocarse más que nada en sus personajes para ir erigiendo esta idea de amor/desamor a lo largo del tiempo. Es por ello que el autor deposita la mayor carga del relato y su plena confianza en Zhao Tao (esposa de Zhang Ke en la vida real), logrando que la actriz se cargue la película al hombro y nos entregue una excelsa interpretación. Su contrapartida masculina tampoco desentona a la hora de componer al tosco mafioso que no consigue olvidarse del amor de su vida a pesar de su incapacidad para reconocer la situación.
Lo que resulta realmente interesante es la travesía que tiene que afrontar Qiao, donde deberá abrirse camino en una panorama desalentador donde la situación económica y social del país es muy cambiante e influenciante en las clases sociales más desfavorecidas. Por otro lado, ella también tiene que combatir contra el machismo y abrirse paso en un mundo dominado por los hombres (tanto en la sociedad china en sí como en la mafia).
“Esa Mujer” o “Ash Is Purest White”, en su título original, es un excelente ejercicio cinematográfico de Zhang Ke que además de ser autoreferencial y de estar impecablemente realizado desde lo técnico y lo narrativo, con un diseño de producción destacado, sirve para mostrar la realidad sociopolítica, cultural y económica que viene transformando a China desde las últimas dos décadas. Una propuesta que no defraudará a ningún cinéfilo.