En el año 2000 Lucía viajó con sus abuelos, Pepe y Heber, a conocer París y Madrid, donde Pepe tuvo que exiliarse a los seis años para escapar de la Guerra Civil Española. Lucía registró ese viaje, con ojo adolescente, en su cámara VHS. Luego del fallecimiento de Pepe, se reencontró con el material grabado y comenzó otro viaje: rearmar esa historia familiar. Un viaje no lineal, con huecos y hallazgos, donde lo extraordinario y lo común se mezclan; y en el que se descubre que la identidad es un cúmulo de piezas que intentamos ordenar.
Este documental participó de las clínicas de desarrollo de proyectos documental Raymundo Gleyzer (Cine de la base), destinada a productores y directores egresados de escuelas públicas.
La vida de una familia que escapa de una realidad terrible durante la terrible guerra civil española. Una nieta que escudriña entre los recuerdos familiares, los archivos y los testimonios en primera persona. Terribles momentos de la historia europea cuyos protagonistas vivieron toda su vida los recuerdos del horror. La tragedia de gente que lo perdió todo y arrastró sus temores a estas tierras. Personas que perdieron todo, inclusive a sus familias.
Los testimonios son crudos y muy vívidos, dolorosos y profundos; casi una historia dentro de otra historia de miles de personas que huyeron del miedo en busca de la promesa de un mundo mejor.
La protagonista hace el camino inverso y procura respirar los recuerdos, las ideas, las emociones, cada uno de los sentimientos, caminando por los espacios en que su familia fue, con el fin de documentar tanto como reconstruir un pedazo de historia.
Las emociones de la voz cantante del documental, Lucía Ruiz, quien comparte sus emociones y el recorrido en ambas direcciones con el espectador, indagan en la memoria y en el dolor de las historias personales de quienes la precedieron. La intimidad es sentida.