Yo, recuerdo
Esa película que llevo conmigo (2019) es un documental dirigido por Lucía S. Ruiz centrado en la forma del recuerdo personal, la subjetividad puesta como una posibilidad de reconstrucción, de crear a partir de piezas e historias dispersas la vida de un hombre, de un antepasado. Un trabajo íntegro sobre la memoria y el tiempo para intentar unificar el esbozo de un momento particular que resultó trascendental para la historia.
Lucía en el año 2000 realizó un viaje a Europa con sus abuelos, Pepe y Heber. Llegaron a Paris y a Madrid. Todo lo registró en VHS y eso fue todo lo último que quedó. El fallecimiento de Pepe (Juan José Ruiz) hace que Lucía se postule la idea de comenzar a reconstruir el pasado de su abuelo. Volvió a viajar a Europa y con ello se abrió el pasado familiar que desconocía: el exilio, la Guerra Civil Española, el franquismo, la política, los viajes, los amigos, las ciudades. Aparece todo un pasado histórico. Bajo la forma de entrevistas, como quiso hacer su abuelo, vuelve sobre los lugares que le llevan los recuerdos y así hace su viaje personal para hilvanar la imagen de quien fue su abuelo, pero también la memoria de una España que parece seguir ahí.
Interesante como se le otorga al documental la forma y la figura lúdica y a la vez alegórica de un árbol genealógico y un mapa geográfico. España desplegada desde vínculos familiares. Como si la memoria se desenvolviera desde la familia y no solo como un viaje en el tiempo sino también como un viaje espacial, de cambio constante de territorio y ciudad. No solo la posibilidad de que los relatos sirvan para unir distintos puntos de vista sino también espacios y, por supuesto, historias. Sin duda una técnica literaria que en este caso le da un aire novedoso y atractivo. Sobre todo, porque va construyendo a partir de la figura de un personaje y una ciudad, Manzanares, y un país, España.
Y otra forma literaria que también utiliza y que le permite viajar es la forma del diario. Un documental que aprovecha la estructura del uso de la voz subjetiva de dos formas: para reflexiones propias y también para mensajes dirigidos al abuelo Pepe como si se charlara con él o se le escribieran cartas imaginarias Una combinación que eleva, junto con la música, todo para un lado más onírico y sublime.
Como todo trabajo sobre la memoria, lidia con la problemática de la dispersión, se generan los vaivenes de muchas historias que se abren hacia más personajes. Se refuerza y se vuelve más emotivo cuanto resulta personal, cuando más aparece el circulo entre padres e hijos y sobre todo, cuando se centra sobre un personaje ausente, pues siempre hablar de alguien que no está genera mayor intriga, y además porque a veces la muerte se convierte en un interesante disparo creativo y despierta la necesidad de comenzar a recordar.