El irlandés Brendan Muldowney nos trae su cuarta película como director, que curiosamente está basada en un cortometraje titulado «The Ten Steps», el cual dirigió en 2004 y que tuvo un buen andar por festivales.
El film que aborda la tan poblada temática de casas embrujadas, se centra en Keira Woods (Elisha Cuthbert), quien junto a su esposo y sus dos hijos se mudan a una enorme y misteriosa casa. Su hija mayor, Ellie (Abby Fitz), está molesta por la decisión que tomaron sus padres de cambiar de ciudad por trabajo, ya que la adolescente tuvo que dejar atrás un noviazgo y a todos sus amigos. Un día, mientras Ellie cuida a su hermano menor, desaparece misteriosamente del sótano de la nueva vivienda. Keira pronto descubre que alguna especie de entidad antigua y poderosa posee al hogar y deberá enfrentarla si desea recuperar a su hija y salvar al resto de su familia.
Como bien mencionamos, películas sobre casas embrujadas, entidades malignas que rodean a familias que recién se mudan y otras tantas derivaciones de lo mismo, hay en enormes cantidades. Desde clásicos como «House on Haunted Hill» (1959) de William Castle hasta versiones basadas en hechos reales tal como «The Amityville Horror» (1979) y varios relatos entretenidos y escalofriantes por igual como «Poltergeist» (1982) y las más modernas pertenecientes a la saga de «The Conjuring» (2013) de James Wan.
El terror tiene diversos ejemplos buenos y malos de cómo llevar este concepto sencillo hacia lugares interesantes que siguen atrayendo al público a pesar de su familiaridad. «The Cellar» (título original de la película) probablemente pertenezca al grupo de propuestas más genéricas y simplonas de estos numerosos intentos. Si bien la película cuenta con algunos elementos atractivos que le dan cierta distinción (como pueden ser todo el trasfondo matemático, los seres mitológicos y otras cuestiones), lo que falla es la forma en la que está narrada la historia y en cómo se van desarrollando los acontecimientos. El relato parece ir aglutinando una serie de lugares comunes y convenciones que ya vimos infinidad de veces y en mejores formas.
La desaparición de la niña, la investigación de la madre, el peligro latente y los jumpscares en la casa mientras la entidad acecha al hermano menor y el giro del final hacen que uno se vea venir cada secuencia que le sucede a la que estamos viendo. Lo que más le podemos destacar a la película es el compromiso interpretativo de Cuthbert que hace un buen trabajo como la madre desesperada que busca salvar a su hija, prácticamente el único personaje que se destaca y que está bien escrito, ya que los secundarios por momentos brillan por su ausencia o cumplen una función muy precaria en la trama y/o subtramas.
«Escalera al Infierno» es un film que, a pesar de algunas buenas ideas, no logra despegar nunca y cuando lo hace incurre en una sucesión de convencionalidades que terminan tornando al relato en algo regular y predecible.