Otro capítulo de miedo
Detrás Escalofríos 2: Una noche embrujada (Goosebumps 2: Haunted Halloween) hay una legión de fanáticos que siguen esperando nuevas historias encarnadas por actores que adapten lo mejor de los libros de R.L.Stine y del espíritu pulp fiction.
Si en la primera entrega cinematográfica (porque hay muchas adaptaciones televisivas), la impronta de los cuentos breves se transmitía en un relato simple y efectivo en donde se presentaba a Stine (Jack Black) y a los adolescentes que descubrían su secreto y verdadera musa inspiradora de las historias, en esta oportunidad, el mayor hallazgo no es otro que rememorar un cine pasatista de los años ochenta, plagado de monstruos, arañas gigantes, fantasmas y que apunta a un público familiar, desandando aventuras con dosis de humor.
En este film de Ari Sandel y con guion de Darren Lemke y Rob Lieber, hay tres jóvenes que verán cómo los preparativos de una nueva jornada de Halloween terminarán en una pesadilla para el pueblo al cobrar vida todos aquellos ornamentos y decoraciones que se han desplegado sobre las casas. Esta repentina transformación responde a la llegada, una vez más, de Slappy, el siniestro muñeco ventrílocuo que funciona como nexo entre el mundo de los muertos y el de los vivos, y que al ser invocado -por error o queriendo- despliega el caos en cada instancia que aparezca.
Dividida en la clásica estructura argumental de tres actos, tal vez en el primero, antes de la presentación del conflicto central, falte un desarrollo fuerte sobre las características y psicología de los personajes protagónicos. Mientras los tres niños intentan comprender el motivo de por qué el pueblo se ha transformado en un pequeño infierno, la respuesta al motivo de la propagación de plagas impulsa el segundo acto con una capacidad dinámica que agiliza la acción. La llegada de Stine hacia el final, además, trata sobre las posiciones particulares sobre el miedo, el terror, la ansiedad o la angustia.
Escalofríos 2: Una noche embrujada a diferencia de su predecesora, prefiere dejar de lado cuestiones más profesionales y diálogos profundos para embarcarse en una aventura al estilo Sherlock Holmes, en donde las premisas se cumplen, sumando una mirada interesante sobre el bullying, hogares monoparentales y multiculturalismo, entre otros, tiñendo todo de terror, light, para hacer una interesante puesta al día de películas sobre amigos que resuelven un caso y superan los obstáculos.