Zach y su madre se mudan a su nueva casa en un tranquilo pueblo; alejado de las grandes ciudades que él tanto quiere y extraña, parece que su vida se va a tornar muy aburrida, hasta conoce a la hermosa y misteriosa Hannah, su vecina que permanece encerrada por órdenes de su padre. Tras sospechar de que su vecino anda en algo raro, Zach irrumpe en su casa, sólo para enterarse que el padre de Hannah es nada más y nada menos que R. L. Stine, el famoso escritor de terror. Pero sus libros no sólo son fantasía, y todo se convertirá en una pesadilla cuando los demonios literarios se vuelvan reales.
Si entre los lectores hay adolescentes, o alguien que tenga menos de veinticinco años, seguramente la serie Escalofríos no les va a sonar para nada. En 1995 vió la luz dicha serie, que consistía en adaptar a la tv los libros de R. L. Stine con un tono un poco juvenil, pero siempre como relatos de terror. Y así fue como algunos capítulos se volvieron, por decirlo, de culto, como aquellos protagonizados por Slappy o los Gnomos de Jardín.
Escalofríos
Bueno, toda esta introducción no sirve de mucho, porque la película está tan bien ideada que se sostiene por sí misma, aún si el espectador no miraba el programa de televisión. De hecho, se hizo énfasis en esto, porque estamos ante un film netamente infantil. De todas formas, si entre los espectadores hay algún padre que miraba el show, más de una vez se le dibujará una sonrisa.
Para los detractores de Jack Black, les pido que le den una oportunidad a Escalofríos. Su nivel de histrionismo (que en lo personal a mi sí me causa gracia) es casi nulo, de hecho, logra darle ese aire misterioso que pretendían al retratar a este Stine ermitaño y alejado de todos.
Vale tener en cuenta también, que Black no es el protagonista. Acá quien lleva la historia es Dylan Minnette, como el curioso Zach; y la verdad que el adolescente lo hace bastante bien. Porque junto con las acertadas interpretaciones, también tenemos una trama lo bastante bien planteada como para entretener a grandes y chicos.
Pese a lo tonto que puede parecer el modo en que se liberan los monstruos creados por Stine, cuando se sueltan, la película pone primera y no para hasta en el final; dándonos una aventura con los suficientes elementos cómicos, aventureros y trepidantes que todo film tirando a infantil debe tener. En lo personal sólo critico que no se explotara a unos policías que vemos en la trama, que podrían haber dado mucho más de sí debido a sus personalidades.
Escalofríos
Ponerse a hablar de los valores técnicos, o sub y meta mensajes de esta película, es no haber entendido de entrada qué se iba a ver; que en este caso, es una película que apunta a los chicos de la casa (niños de unos 10 años) y a quienes fueron originalmente espectadores de Escalofríos.
En conclusión, Escalofríos es muy entretenida, con una propuesta que si bien no es original, encuentra la forma de poner en pantalla a cientos de monstruos que pese a no dar miedo, dejan en evidencia la mente creativa de Stine; y seguramente haga que sus libros vendan varios cientos de ejemplares más.
Para otro día queda la discusión si en realidad Stine es original o sospechosamente sus libros se parecen demasiado a los de Stephen King.