Seis personas llegan a un lugar con una promesa: el que salga de ahí se lleva un millón de dólares. Y el que no salga, morirá.
Seis personas llegan a un lugar con una promesa: el que salga de ahí se lleva un millón de dólares. Sabemos que a) no será fácil, b) habrá mil y un acertijos por resolver, c) o salen o mueren. Hay muchas películas así desde que Vincenzo Natali hizo “El Cubo” al empezar este siglo.
Y su problema es doble: por un lado, confundir inteligencia con ingenio; por el otro, no saber cómo terminar lo que arranca para nada mal. Al menos no hay regodeo en la muerte como en “El juego del miedo”.