Escape Room parte de una buena premisa. No es una original, porque se la siente como un rompecabezas armado a partir de muchas piezas ya conocidas, principalmente tomadas de Saw o Hostel. Pero sí había terreno fértil como para encarar un proyecto sólido, aprovechando el boom que tienen las salas de escape. Y más allá de que tiene algunos elementos inspirados a destacar, que permiten que se la pueda ver sin padecerla, lo cierto es que es bien diferente el poder jugar en una de estas salas que el ver cómo se juega.